Meditación
armonizándonos con los elementos de la naturaleza y armonizándolos.
Vamos sin perder este estado de relajación y
concentración a visualizar un túnel dorado de luz.
Vamos a entrar en él, inhalando reteniendo y
exhalando, e ira avanzando en profunda paz y armonía.
Al salir de él nos encontramos en una pradera y
vamos a armonizarnos junto con los elementos de la naturaleza.
Comenzamos avanzando por un camino de piedras de
cuarzo las cuales se amoldan a nuestros pies masajeándolos, estás piedras emiten
hermosos destellos dorados provenientes de los rayos del Sol, los cuales
penetran profundamente en nuestro cuerpo.
Continuamos avanzando hacia la derecha de este
camino visualizamos el pasto en la
tierra y sentimos la necesidad de acostarnos boca arriba sobre él.
Sentimos el contacto así con nuestra Madre Tierra,
y con el elemento tierra. Tocamos con nuestras manos la tierra y sentimos el
corazón cristal de Gaia que late al unísono con nuestros corazones.
Gaia nos tiene en sus brazos dándonos una base
sólida de Amor Incondicional, no perdiendo contacto con la realidad al estar
arraigados a ella.
Le decimos al elemento
tierra que no tiemble, que no tema en este período de transición, que se
estabilice con profunda paz desapareciendo terremotos.
El corazón de nuestra Madre Tierra late lentamente
en estabilidad total.
Nos levantamos reconfortados
por el amor de nuestra Madre Tierra, continuamos avanzando por el sendero de
piedras de cristal de cuarzo.
Hasta que visualizamos a nuestra derecha un lago, sí un lago de aguas calmas así
como debe de estar nuestra vida. Visualizamos así el elemento agua.
Vamos a introducirnos en este lago, en esa
escuela de nuestra vida, donde debemos salir a flote frente a las
situaciones que nos toque vivir, vamos a sentir como el agua penetra en cada
una de nuestras células de nuestro cuerpo purificándonos a nivel físico y
mental dejando así fluir nuestro espíritu en el más purísimo amor.
Esa agua nos
purifica nos da vitalidad
para seguir avanzando y al salir del lago salimos renovados con una nueva actitud ante la vida.
Le decimos al elemento
agua
que fluya con naturalidad, con
suavidad, armonizándose con el latido suave del corazón cristal de la Madre Tierra , que vuelva a
su caudal normal desapareciendo
las inundaciones.
Continuamos avanzando por el camino y a lo lejos vemos una montaña vamos hacia
ella, comenzamos a subirla y sentimos la brisa del aire que nos envuelve es como una caricia de Dios Padre Madre, como un remanso para aliviar nuestros
quebrantos, que barre todos los recuerdos negativos de nuestra vida,
elevándonos así a planos más sutiles, al quedar libres de esa carga que no nos
permitía volar hacia nuestros más bellos sueños.
Le decimos al elemento
aire que se aplaque, que se armonice al latido del corazón cristal de la Madre
Tierra el cual late con suavidad. Desapareciendo huracanes
tornados tempestades
Llegamos así a la cima de la montaña, ya está obscureciendo, a lo lejos, en el
horizonte vemos los últimos rayos del sol y allí en la cima de la montaña
frente a nosotros vemos una fogata,
nos acercamos a ella, sus llamas nos envuelven
con calidez, dándonos
fuerzas, este fuego el cual también
nos purifica, nos envuelve con su calor, en esa purificación nos lleva a
despertar hacia algo nuevo, renaciendo a una nueva realidad, a una nueva toma
de conciencia en nuestras vidas.
Le decimos al elemento
fuego
que disminuya su presión, que se aplaque, armonizándose al
latido del corazón cristal de la
Tierra que late en plena paz y armonía. Despareciendo toda
erupción volcánica y todo descontrol de éste.
Miramos hacia nuestra
derecha
y visualizamos un maestro el cual
nos invita a sentarnos junto a él, nos
da un báculo y nos dice que nosotros
tenemos el poder sobre nuestras vidas para crear armonía sobre ella, sobre el
entorno y sobre nuestra madre Tierra la cual influye sobre nosotros y
también nosotros sobre ella. Lo cual nos eleva y nos da una profunda paz
interior.
Ahora vamos a escuchar lo que tiene para decirnos
el maestro y vamos a quedarnos unos minutos en silencio.
Vamos volviendo de la meditación, vamos
despidiéndonos del maestro, vamos a llevar muy dentro nuestro lo que hemos
recibido, vamos retornando sobre nuestros pasos, volvemos a sentir la tibieza
del fuego que nos purifica hacia una nueva vida.
Visualizamos el elemento
fuego totalmente aplacado.
Continuamos avanzando vamos descendiendo de la
montaña, volvemos a sentir la caricia de
la brisa en nuestro cuerpo, que nos va elevando
a planos más sutiles en el amor profundo.
Visualizamos el elemento
aire en calma y armonía
Continuamos avanzando visualizamos el camino de
piedras de cristal de cuarzo, y el lago
vamos a ir hacia él. Pero ahora vemos
que está iluminado por el resplandor de
la luna, así el agua emite hermosos destellos plateados que penetran
profundamente en nuestro cuerpo al introducirnos en él, salimos así del lago renovados con esa energía plateada de
la intuición, de las energías femeninas la cual nos lleva a movernos siempre
con el corazón el cual nunca se equivoca.
Visualizamos el elemento
agua totalmente aplacado, en su cauce normal, fluyendo con suavidad, en total
sintonía con el corazón cristal de la Madre
Tierra que se encuentra en armonía.
Seguimos retornando sobre nuestros pasos avanzando
por el camino de piedras de cristal de cuarzo, nos salimos del camino y nos
acotamos nuevamente sobre el pasto
sintiendo el latido del corazón cristal de nuestra Madre Tierra totalmente
armonizado, miramos el cielo, las estrellas y nos sentimos integrados con
el todo. Estamos en armonía con el cosmos y con la madre Tierra.
Visualizamos al elemento
tierra, totalmente estable equilibrado sin temblores en armonía con el corazón
cristal de la Tierra.
Nos levantamos continuamos avanzando
por el sendero de piedras de cuarzo que ahora emiten hermosos destellos plateados, de la energía femenina
de la intuición, provenientes del
resplandor de la luna, que penetran profundamente en nuestro cuerpo.
Y así volvemos fortalecidos con los elementos de
nuestra Madre Tierra, y totalmente armonizados estos elementos, y al levantar
la vista volvemos a visualizar el túnel dorado de luz que nos llevó hasta este
lugar y comenzamos a avanzar por él en profunda paz, y al salir de él volvemos
a sentir las manos, los pies, todo nuestro cuerpo y a la cuenta de tres
abriremos nuestros ojos recordando todo lo que hemos recibido: 1…, 2…, 3…
abrimos nuestros ojos y nos encontramos en profunda paz.
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