Paititi
2018
El
disco solar y la piedra de la creación
Informe
personal de Cristián Sánchez Barros (Hell Aham)
Antecedentes:
Corría el año 2013
cuando comencé a sentir que se debía hacer otro viaje al Paititi,
cosa que me sorprendió mucho, pero tiempo después comencé a tener
sueños que me decían que formaría parte de ese futuro viaje. Lo
que más me inquietaba a estas alturas era no saber cuál podía ser
el motivo de una nueva incursión a este sagrado como difícil
territorio al que había ido por última vez en el año 2010. Para mi
sorpresa al consultarle a Patries ella me respondió que también
venía sintiendo lo mismo, que se debía hacer otro viaje. También
lo puse al tanto al hermano Sixto Paz quien me señaló que había
que esperar mayores confirmaciones.
Tiempo más adelante
comencé a recibir más confirmaciones de otras personas que en
sueños o meditaciones estaban recibiendo también un nuevo viaje al
Paititi. En el mismo sentido también me llegaron noticias de Marcia
de Ávila y de Darío Silva, del Uruguay.
Pero fue recién en agosto
de 2015 en el viaje a la selva de Tulipe, en el Ecuador, organizado
por Rafael Calderón, donde se me reveló la razón principal para
hacer este viaje (ver mi informe La Piedra Umiña y los Guardianes
Estelares). Allí en una de las dos experiencias Xendra (portal
dimensional) que tuvimos, el jefe de los Guardianes Estelares al
relatarme la historia de la piedra Umiña y sus diferentes funciones
me habló sobre una nueva incursión al Paititi:
“…hay otra
aplicación programada para después del salto cuántico del 21 de
diciembre de 2012 y que aún está pendiente: es la de incorporar
este cristal (la Umiña) al disco solar central con el fin de
restaurar en la Tierra el equilibrio en todos los órdenes; mineral,
vegetal y animal y cuyos efectos también alcanzarían a otros
mundos, cosa que en un futuro próximo deberán hacer ustedes como
seres humanos si logran la vibración necesaria para ello.”
Patries tiempo después
recordaría una comunicación del año 2005 que había recibido en
Ámsterdam, donde el guía Rumilac ya le señalaba lo mismo: “Hay
un cristal verde, no es de la Tierra. Viene de otro lugar. Este es el
cristal verde que debe ser colocado en el gran Disco Solar”.
Ya más cerca del viaje,
llegarían otros objetivos, pero este primer motivo para ir nos
indicaba la necesidad de contar con la presencia humana en el
trascendental momento en que se incorporara en el centro del disco
solar, el cristal verde conocido por muchos nombres, Umiña, piedra
de la creación, cristal de la vida, piedra Ben-Ben, etc. Pero
además, el guardián Estelar advertía que el viaje estaría
condicionado a que se logre la vibración necesaria para ello, por lo
cual sería imprescindible que la mayoría de los integrantes del
grupo fueran personas experimentadas (preferentemente que hubieran
participado de algún viaje al Paititi), que tuvieran facilidad de
conectarse con el medio y a su vez que lograran integrarse y ser
todos como uno. Además -como ya se había dado en el año 2010-
deberíamos contar con el apoyo de muchas personas a fin de
garantizar una alta vibración para que todo se pudiera dar.
En este viaje al Paititi,
el tercero en que participaba, asumí nuevamente la organización del
tema médico, pero esta vez no estaría solo al contar con Walter
Garmendia, hermano de Ayacucho con experiencia en primeros auxilios.
Desde el principio, como
sabíamos con Patries, al estar más cerca del Cusco recayó en
nosotros todo lo relacionado a la organización del viaje y al mismo
tiempo comenzamos a percibir la acechanza en todas sus formas. Pero
coincidiendo con esto a los pocos días apareció una pareja de
halcones con su joven hijo, quienes diariamente empezaron a
sobrevolar la casa y todo el terreno. Parecían turnarse en una
actitud de atenta guardia, lo cual me hizo acordar mucho a la
custodia de halcones que tuvimos en el viaje de misión a Ushuaia en
2011. También recordé a Horus, el dios halcón, que era un
protector por excelencia en el antiguo Egipto. Fue así que comencé
a sentir que una fuerza superior cuidaba nuestro hogar, y más aún
cuando también se empezaron a hacer presentes periódicamente las
naves y caneplas. Todo ello nos dio fuerzas para enfrentar las
diversas dificultades que se fueron presentando a lo largo de los
siguientes meses, porque debo decir que la oscuridad no se tomó
vacaciones, por el contrario, surgieron un sinfín de dificultades,
algunas insólitas y aún situaciones de lo más extrañas como
impensadas, todo un abanico de acechanzas a través de las cuales las
fuerzas tenebrosas buscaban quebrarnos la voluntad de seguir, sin
embargo no pudieron lograrlo. Esto lo señalo porque pienso que
debemos ser conscientes, estar atentos y preparados, sabiendo que
cuanto mayor sea el compromiso que asumimos, tanto mayor será el
asedio que tendremos. Pero también es importante decir que todos
tenemos esa chispa divina en nuestro interior para vencer a la
oscuridad y más aún si confiamos en la asistencia de lo alto.
El grupo de viaje y sus
objetivos:
Vencido el plazo de
presentación de postulantes, debimos elegir a los 14 integrantes
entre todos los que solicitaron ser tenidos en cuenta para el viaje,
quedando finalmente conformada la lista de la siguiente manera:
Susana Gavilánez -
Ecuador (Paititi 2010)
Marcia de Ávila –
Uruguay (Paititi 2010)
Patries van Elsen –
Holanda (Paititi 2005 y 2010)
Francisco Sosa – Perú
(Paititi 1989, 2005, 2007 y 2010)
Cristián Sánchez Barros
– Argentina (Paititi 2005 y 2010)
Darío Silva – Uruguay
(Paititi 2007 y 2010)
Hugo Píriz – Uruguay
(Paititi 2007 y 2010)
Daniel Lage – Perú
(Paititi 2010)
Rafael Calderón –
Ecuador (Paititi 2005)
Daniel García – Ecuador
Rossana Carrasco –
Ecuador
Gustavo Coitiño - Uruguay
Walter Garmendia – Perú
Guillermo Vázquez –
Chile
De esta forma el grupo
seleccionado representaba a seis países, donde nueve de sus
integrantes habían participado en uno o más viajes al Paititi.
En cuanto a los objetivos
de este viaje serían los siguientes:
La incorporación
de la Umiña en el disco solar central, hecho este que posibilitaría
comenzar a generar una restauración de nuestro planeta a múltiples
niveles y cuyos efectos también afectarían positivamente a otros
planetas.
Recibir nueva
información del Plan Cósmico que permitiría ampliar y
complementar todo lo ya recibido.
Estando en
territorio del Paititi irradiar a nuestro planeta con la ayuda del
cristal de la vida y el gran disco solar.
Procurar el
contacto directo con los maestros de la Hermandad Blanca de la
Tierra.
A comienzos de julio la
recaudación para afrontar el viaje era todavía baja, lo cual hizo
que se demoraran muchas compras de elementos como también trámites
que debían cerrarse con un pago en efectivo. Por esa razón,
mientras llegaban los aportes voluntarios, decidimos con Patries
avanzar todo lo más posible, por un lado costeando por adelantado la
compra de gran parte de los alimentos y también adquiriendo por
internet dos potabilizadores (UV) para el agua bebería el grupo en
todo el viaje y que fueron traídos por una amable pareja de
extranjeros que sin ser de los grupos apoyaron el viaje con este
desinteresado servicio. Por otra parte, al no saber a ciencia cierta
cuanto se recaudaría, se decidió cambiar el hotel (que ya teníamos
reservado en Cusco) por otro más barato, cosa que nos llevó a
recorrer muchos establecimientos, porque al ser temporada alta no
había habitaciones disponibles para todos. Pero al final pudimos
hacer una reserva, sugestivamente, en el mismo hotel que ocupamos a
nuestro retorno en el último viaje a Paititi. Se daría así la
singular situación de que este viaje comenzaría desde el mismo
lugar en que terminamos el viaje del 2010.
El 9 de julio decidí
volar a Lima para encarar la adquisición de las carpas, contando
allí con la ayuda de Walter y Daniel, con quienes estuvimos todo ese
día buscando las mejores opciones en distintas tiendas. Finalmente
al día siguiente adquirimos 7 carpas para dos personas cada una, que
resultaron de excelente calidad y a un inmejorable precio por
comprarlas directamente al importador. Enseguida retorné con todas
ellas al Cusco.
El lunes 23 recibí una
comunicación en la que los guías nos daban ciertas precisiones
sobre el viaje:
Comunicación:
23 de julio de 2018
Lugar:
Pisaq – Cusco - Perú
Antena:
Hell Aham (Cristian Sánchez Barros)
Amor
y luz
Antarel
en contacto
Estamos
atentos a cada pensamiento de los rahmas, por eso les decimos que
esta misión es compartida y a cada uno le toca realizar una parte
que es de su exclusiva responsabilidad.
Las
fuerzas de la luz iluminen a los 14 que en representación de la
humanidad irán al encuentro con los guardianes del templo.
Sepan
que están y estarán acechados pero que a su vez serán protegidos
como lo están siendo hasta ahora.
La
unidad es vuestra mejor protección, porque siendo uno, multiplican
el aura de luz que les posibilitará abrir todas las puertas aún
cerradas.
Pero
todos, cada uno de los que comprendan el Plan y este viaje de agosto,
al sumarse en apoyo verán y vivirán “el color del canto de los
pájaros invisibles”.
El
muro los espera y allí estaremos también vuestros guías de la
Confederación.
Con
amor
Antarel,
desde la Base Azul
--------------------------------------------------
El mensaje era claro en
cuanto a que debíamos lograr la unidad del grupo y que los que nos
apoyaran vivirían la experiencia del viaje a la distancia.
El permiso del Parque
Tal como señalaba la
comunicación sobre la acechanza, se continuó manifestando y también
en el tema del permiso de ingreso al Parque que debía tramitarse en
el mismo Cusco, ya que se fueron complicando las cosas debido a
múltiples razones. Por un lado, desde el año 2010 muchas cosas
habían cambiado, no sólo la propia normativa de las áreas
protegidas, tornándose ahora los permisos mucho más estrictos, sino
que también la realidad hoy en la comunidad nativa de Palotoa era
otra. La enseñanza que esto nos deja es que en los ocho años que
pasaron no se mantuvo un canal de comunicación fraternal con ellos,
lo cual nos habría permitido estar actualizados y poder realizar las
cosas con mayor sencillez.
A todo esto también se
sumaba que los empleados allí presentes nos venían advirtiendo que
la autoridad del Parque –el encargado de dar el visto bueno y
estampar la firma- se hallaba de viaje sin tener idea de cuando
regresaría al Cusco.
En los momentos más
difíciles me ayudó mucho recordar todo lo que había pasado y
aprendido en los últimos 20 años y en particular, retempló en mi
espíritu el mensaje que recibiera de los 24 ancianos en la
experiencia xendra de Chilca, en enero de 2017:
“Que
vuestras palabras sean el fiel reflejo de vuestras acciones.
Que
vuestro silencio sea valiente, como piadoso y prudente.
Que
el perdón fluya como un río inacabable.
Que
la humildad se refleje en vuestros ojos.
Que
el deber consciente prevalezca sobre el querer inconsciente.
Que
el amor puro y simple se vea reflejado en cada acción y pensamiento.
Que
la paz y la luz permanezcan siempre en vosotros.”
Quien debía encarar en un
principio el trámite del Parque era un querido y comprometido
hermano de misión que sugestivamente comenzó a tener una seguidilla
de inconvenientes, todo lo cual finalmente le impidió ocuparse como
estaba previsto. Fue entonces que conversado el tema con Rafael
pensamos que quien tenía que ir en su reemplazo, por ser la persona
más conocida por la comunidad, era Francisco “Pancho” Sosa, de
Huancayo, para lo cual una vez avisado tuvimos rápidamente que
adquirir los boletos de vuelo para que pudiera llegar cuanto antes a
Cusco, ir a la comunidad de Palotoa, obtener el permiso y regresar
para así finalizar el trámite. Todo se hizo con la mayor rapidez y
a su regreso a Cusco me encontré con un Pancho cansado pero
triunfante. Viajamos enseguida a la oficina del Parque pero sin
embargo, pese a haber obtenido por escrito el visto bueno de la
comunidad, el trámite no se terminaba de concluir y la fecha del
viaje estaba cada vez más cerca. Simultáneamente recibimos la
noticia de que Hugo Piriz, del Uruguay, había decidido no
participar, por lo cual el grupo quedaba reducido a 13 integrantes.
Al otro día, fuimos de
nuevo a las oficinas del Parque y esta vez sí hallamos al jefe, con
el cual se conversó, enseguida todo fluyó y obtuvimos entonces la
autorización.
Sin embargo siguieron las
pruebas, a tal punto, que un día antes de comenzar el viaje recibí
un llamado del hotel en Salvación, era para avisarme que las
reservas tramitadas con la debida antelación se habían caído al
ser asignadas todas las habitaciones a un grupo de maestros que
participaban de un congreso docente en esa ciudad, por lo cual a
estas alturas llegaríamos a Salvación sin tener alojamiento. Por
fin llegó el día en que comenzaron a arribar al Cusco los hermanos
integrantes del viaje. Los primeros en llegar del Ecuador fueron
Rafael (Quien por una comunicación recibida por Sixto sería el
responsable de la expedición), su esposa Rossana, Daniel y Susana;
luego arribaron desde el Uruguay, Marcia, Darío y Gustavo; desde
Chile Guillermo y del Perú, Walter.
Miércoles 1 de agosto:
El último día arribaron Daniel Lage y Pancho Sosa, también del
Perú. Esa tarde mientras realizábamos los últimos preparativos en
el hotel, se acercaron para saludarnos y darnos su apoyo, Félix
Dávila y varios hermanos del Cusco. También lo hizo Mamá Rebe,
Sarita Rivera y otros hermanos de Ayacucho; la hermana Argenis Jara,
de Colombia y Santiago Garduño, de México.
Jueves 2 de agosto.
Llegó el día de la partida. Desayunamos
temprano y luego de bajar una larga escalinata hasta la calle
Choquechaka y colocar todo nuestro equipaje en la Sprinter blanca,
comenzamos nuestro viaje. Paramos en Paucartambo para almorzar, luego
hicimos un alto en el mirador de Tres Cruces y luego de pasar por
Patria y Atalaya, al anochecer llegamos a Salvación. Cenamos y por
gestiones hechas a último momento felizmente pudimos pernoctar en
nuestras bolsas de dormir en una casa.
Viernes 3 de agosto. A
la mañana en otro transporte que contratamos llegamos a la localidad
de 250 donde se encuentra el puerto de Santa Cruz. Allí luego de
presentar los permisos a las autoridades del Parque, bajamos a la
playa y esperamos la llegada de los botes. Al ver que pasaban las
horas se encomendó a Darío y Pancho a que fueran hasta la comunidad
machiguenga. Por suerte lograron embarcarse en un bote que iba hacia
allí. Ya a oscuras los vimos regresar y entonces nos enteramos de
que las embarcaciones llegarían recién al otro día por lo cual
debimos armar campamento en la misma playa y entonces en el único
restaurante existente cenamos el típico arroz con huevo y plátanos
fritos.
Sábado 4 de agosto.
Muy temprano llegaron tres botes y luego de
un viaje sin contratiempos por el río Madre de Dios y el Palotoa,
arribamos a Palotoa Teparo. La sensación de volver después de ocho
años fue muy fuerte y más aún al ver en la playa que nos estaba
esperando Calixto, uno de nuestros guías en el viaje del 2010.
Con la ayuda de gente de
la comunidad llevamos todo lo que trajimos a un playón de cemento
que hace también las veces de cancha de futbol, situado justo frente
a la escuela. Allí fuimos abriendo las bolsas y repartiendo los
regalos que llevábamos para todos los miembros de la comunidad:
frazadas, machetes, sal y también galletas y golosinas que tanto
grandes como chicos se apresuraron a tomar entre sus manos. Después
armamos las carpas. Un momento emotivo fue cuando esa tarde mostré a
los más jóvenes de la comunidad una fotografía del 2010 que me
tome en el aula escolar junto a un niño de unos 8 años. Al ver la
imagen impresa los chicos empezaron a reírse y uno de ellos me dijo
“Es Angel”. A mi pedido lo fueron a buscar y al rato entonces lo
vi llegar a Angel, ahora convertido en un muchacho de 16 años. Le
regalé la foto y nos volvimos a sacar otra para recordar el momento.
Después de meditar y cenar nos retiramos a dormir en medio de una
lluvia insistente.
Domingo 5 de agosto.
Este día llovió fuerte desde la mañana por
lo que terminamos resguardándonos en la capilla para poder realizar
los trabajos de meditación y mantralización. A la tarde nos
enteramos de que Rubén Semperi, el actual jefe de la comunidad y a
quien en 2010 le había curado las heridas de un pie, hacía muchos
días que estaba enfermo. Decidí a ir a verlo a su casa en compañía
de Walter. Lo encontramos en cama, tiritando y envuelto en dos
mantas. Estaba muy delgado, con la mirada perdida y deshidratado,
además acusaba dolor en el pecho y dificultad para respirar. Tenía
39 grados de temperatura y al oírle los pulmones supe que debía ser
trasladado de urgencia al hospital de Salvación. Así se lo hicimos
saber a la gente de la comunidad, pero nos dijeron que él no quería
saber nada de ir al hospital y que por lo tanto ellos no lo podían
obligar. Les pregunté si podíamos intentar convencerlo nosotros y
no tuvieron problema con la propuesta, entonces en medio de la lluvia
todos nos dirigimos otra vez a la casa de Rubén. Entré, me acerque
a él y le hable al oído, mientras los miembros de la comunidad
esperaban expectantes en la puerta, finalmente Rubén entró en
razones y aceptó ir al hospital. A partir de allí se organizó un
veloz operativo para llevarlo en bote hasta 250 y de allí hasta
Salvación. Recién a nuestro regreso nos enteraríamos de que había
quedado internado por algunos días al tener un principio de
neumonía.
También esa tarde de
persistente lluvia se acercaron a la capilla algunas familias con sus
pequeños hijos para que les curáramos diversas heridas que tenían.
Más tarde llegó un niño, Freddy, que nos preguntó si podía
meditar con nosotros, cosa que hizo y también aprendió a vocalizar
los mantrams RAMA y OM. Más tarde nos visitó Calixto y compartió
una meditación con nosotros. En realidad parecía que los
machiguenga sentían un llamado a recuperar la memoria de sus
ancestros y nosotros podíamos ayudarlos a ello. Después, cuando
faltaba poco para que la tarde se convirtiera en noche, en la puerta
de la escuela me encontré con Pancho, el hijo de Cachán, y le
pregunté cuándo iba a parar de llover, entonces él, mirando el
cielo lluvioso me contestó: “Si, va a parar
de llover… va a parar de llover”. Se
quedó en silencio y por unos segundos me miró profundo a los ojos,
después me sonrió y se fue bajo la lluvia. Sentí que me había
transmitido mentalmente que debíamos esperar hasta que saliera el
sol.
Lunes 6 de agosto. El
día se presentó con lluvia, parecía que el mal tiempo nos estaba
invitando a quedarnos un día más, pero la ansiedad y premura por
llegar a Pusharo hizo que se decidiera lo contrario, por eso después
del desayuno partimos enseguida. Bajamos al río, donde nos estaban
esperando Jairo y Kevin, dos jóvenes machiguengas que nos
acompañarían hasta Pusharo, nos acomodamos en los botes y al poco
de estar navegando comenzó a llover, toda una señal. A la altura de
Aguaroa desembarcamos y desde ahí marchamos a pie en tanto que un
sólo bote cargado con nuestras mochilas siguió río arriba. A mitad
de camino debimos meternos en el río y empujar el bote que se había
quedado encallado en medio de unos rápidos. Al cabo de un rato de
correr piedras y empujar, logramos destrabarlo y ya empapados sin
remedio retomamos la marcha. Finalmente llegamos a Pusharo y armamos
las carpas en la orilla opuesta al muro y un alero natural nos sirvió
como lugar de reunión.
Martes 7 de agosto.
Todo este día permanecimos en Pusharo. Salió el sol, cosa que
aprovechamos para secar todas nuestras ropas. Luego cruzamos el río con el bote para evitar unos caimanes negros que habitan en las
cercanías, bajamos a la playa y a poco de caminar nos reencontramos
otra vez con el mágico muro. Fue muy emocionante volver a tocar los
símbolos que ahora, a diferencia del 2010, estaban otra vez a
nuestra altura, al haber vuelto a elevarse el suelo en estos ocho
años y surgido una pequeña playa con árboles. En la recorrida del
muro en el extremo derecho Darío encontró un montículo medio
derrumbado que dejaba ver una entrada tapada por una loza
rectangular. Sin duda habrían hecho falta herramientas especiales
para extraer la tierra y tratar de remover esa pesada puerta, pero no
era el motivo de nuestra presencia allí.
De vuelta en el campamento
nos dispusimos a recibir comunicación para pedir pautas para los
siguientes días y en mi caso recibí el siguiente mensaje:
Comunicación 7 de
agosto de 2018
Lugar: Pusharo
Antena: Hell Aham
Amor
y luz a la humanidad
Antarel
con ustedes
El
día de hoy aprovéchenlo en recuperar fuerzas y trabajar con
ustedes, individual como grupalmente.
La
puerta del Mecanto está abierta para que ingresen mañana a temprana
hora. Una vez dentro todo el tiempo serán guiados por la madre y sus
asistentes de los reinos mineral, vegetal y animal. Por
eso estén sensibles, unidos y atentos
a las señales y marcas, porque así sabrán dónde y que hacer.
Sepan
que están viviendo una síntesis de todos los anteriores viajes de
Misión, como ya lo han podido comprobar en todo el trayecto hasta
este muro. Por eso las distancias físicas serán relativas en este
viaje, pero el esfuerzo de ustedes será como han visto, similar a
recorrer todo el camino hasta el Paititi mismo.
Recuerden
que los territorios del Paititi se extienden a muchos lados porque
limita con todo, por eso atravesando el cañón ya estarán en él.
A
través de un xendra recibirán información del plan cósmico
relacionada con los cristales que retienen a los disidentes,
información que les posibilitará dar pasos en dirección al camino
señalado por el cristo.
Trabajen
en proyección con la piedra Umiña para ayudar a regenerar el
planeta y evitar futuros eventos. Luego
algunos de ustedes serán dirigidos para que sean parte en el acople
del cristal Umiña al centro del disco solar,
lo cual será de beneficio para la Tierra y otros planetas de esta
galaxia. También, si alcanzan la unión
y vibración necesarias, habrán de encontrarse con miembros del
gobierno interno positivo del planeta para sellar un nuevo tiempo.
El
último día temprano habrán de realizar la ceremonia de incorporar
la energía del corazón cristal del planeta, en el mismo muro de
Pusharo, sellando así este viaje.
Estén
atentos al cielo por nuestra presencia y guía.
Con
amor,
Antarel
----------------------------------------------
Este mensaje, que compartí
con el grupo, nos indicaba que debíamos estar sensibles, unidos y
atentos, como condición necesaria para que lo que estuviera previsto
se pudiera dar. También dejaba claro que una vez atravesado el cañón
estaríamos en territorios del Paititi, lo cual tomé como una señal
de que la extensión del viaje que teníamos programado (conforme al
viaje del 2010) podría en esta ocasión resultar más corto de lo
que pensábamos. Además señalaba que mediante una experiencia
xendra accederíamos a información e indicaba que sólo algunos de
los 13 serían invitados a ser parte del momento del ensamble del
cristal con el disco solar. Finalmente advertía que si alcanzábamos
la unión y vibración necesarias, podría darse el encuentro con los
maestros de la Hermandad Blanca.
Más tarde, durante una
meditación me proyecté mentalmente hacia el lugar donde debíamos
acampar una vez que cruzáramos el cañón. Pude ver con gran
claridad una amplia playa y justo enfrente un bosque en el cual se
destacaba un árbol alto de tronco blanco.
Miércoles 8 de agosto.
Dejamos atrás el muro y fuimos Ingresando al
cañón. Las lluvias habían hecho crecer el caudal del río
Siskibenia y eso hizo que en algunas partes el cruce se presentara
dificultoso. Seguimos avanzando hasta que en un momento dado nos
encontramos con que la orilla terminaba abruptamente al haber una
enorme saliente de roca, lo cual nos obligó a entrar al río y
esquivar esta pared hasta volver a encontrar otra vez playa. El
primero que cruzó fue Daniel García, quien con dificultad bordeo la
roca y avanzó hasta llegar a la orilla. A partir de allí y con la
ayuda de una soga comenzamos a pasar enfrentando una fuerte
correntada. Después de un rato sólo restaban cruzar Patries,
Pancho y Darío y Guillermo, estos dos últimos habían estado
sosteniendo a cada uno de los que cruzaban, por eso ya estaban
agotados y desistieron cuando le tocaba cruzar a Patries. Pancho
sugirió hacer el cruce por la selva, en un trecho que iba cuesta
arriba y paralelo al río. En lo personal no vi bien que el grupo se
dividiera en dos y menos aún sin tener un equipo de comunicación en
caso que pasara algo. Lo mejor hubiera sido reemplazar a los dos
muchachos y así terminar de cruzar todos por el río. Justamente en
ese trayecto selvático Pancho sufrió una caída libre de dos metros
y medio que por suerte no fue más grave porque la mochila le
amortiguo el golpe.
Todos los que ya habíamos
cruzado seguimos un corto trecho más por la playa y finalmente nos
detuvimos para esperarlos, porque no sabíamos por donde podían
aparecer. Nuestros llamados -a los gritos- eran tapados por el rugir
del río, así que esperamos un tiempo que me pareció eterno hasta
que por fin los vimos descender. Después de un rato continuamos la
marcha y pasadas las 3 de la tarde salimos del cañón. Aprovechando
la luz solar comenzamos a buscar un lugar para acampar. Allí recordé
lo que había visualizado en Pusharo y a poco de andar encontramos
una ancha playa y enfrente, en medio de la frondosa selva, el árbol
grande de tronco blanco. Terminamos instalando el campamento ahí
mismo y ya de noche en medio de relámpagos ingresamos a las carpas y
en un momento dado se oyó un gran estruendo por la caída desde
altura de un gran árbol que arrastró todo a su paso. Más tarde
comenzó a llover torrencialmente pero siempre estuvimos a salvo en
ese lugar que habíamos elegido.
Jueves
9 de agosto. Empezamos el ayuno y seguimos
con nuestras tres meditaciones diarias. En la tarde Marcia dirigió
un trabajo de siembra de cristales pedido especialmente por Argenis
Jara. Luego nos dispusimos frente a una cascada cercana y allí
Rossana dirigió un trabajo con los cuatro elementos. Ya de noche
recorrimos los alrededores buscando el lugar donde pudiera
aperturarse el xendra. A la derecha de las carpas y muy cerca de la
orilla del rio percibí una concentración de energía la cual era
fluctuante y aún muy débil. También sentimos que en el extremo
opuesto, a la derecha, podría darse otro xendra. Con esas novedades
Rafael dio por terminada la jornada. Sin embargo minutos después y
cuando ya casi todos habían ingresado a sus tiendas, Patries tendría
una inesperada y fuerte experiencia al encontrarse frente a frente
con tres maestros de la hermandad blanca de los retiros interiores,
quienes le dieron un breve como profundo mensaje, para lo cual
recomiendo leer en detalle en su informe personal, ya que no figura
en el informe general.
Viernes 10 de agosto.
La experiencia de los dos xendras
Nos levantamos a las seis
de la mañana y en el cielo contemplamos un imponente arco iris sobre
el campamento que curiosamente sus extremos coincidían con los dos
lugares que la noche anterior habíamos percibido que se podían
abrir los Xendras, lo cual tomamos como una confirmación. Durante
ese día continuamos el ayuno y realizamos las meditaciones. Más a la
tarde descansamos para estar mejor preparados para las experiencias.
Joaquín y los oriones
retenidos
A la noche se dispuso
buscar los lugares de los Xendras por lo que Rafael nos pidió a
Darío y a mí que lo acompañáramos. Primero nos dirigimos hacia la
izquierda del campamento, allí era tal la concentración de energía
que había que enseguida me sentí transportado a otro lugar, abrí
los ojos y me hallé sólo en un gran recinto rectangular cuyas
paredes y piso eran de color caoba. El lugar estaba vacío y parecía
ser la cámara de un templo mayor. Luego regresé y los tres nos
dirigimos hacia el otro extremo, a la derecha hasta llegar muy cerca
de la orilla del río Shiskibenia. Buscamos en esa zona y en un
momento dado sentí que una poderosa fuerza no me dejaba mover,
entonces cerré los ojos y enseguida me vi proyectado a una caverna
iluminada por una luz tenue. Allí vi al maestro Joaquín de pie
junto a un cristal piramidal color verde que contenía en su interior
a un ser reptiloide en estado de hibernación. Señalándolo y sin
más preámbulo, me dijo:
-Verás a través de
los ojos de este orión retenido, así podrás sentir hasta dónde
llega su ira, su desprecio y su odio, percibirás también cómo se
alimenta del miedo. Todo ello es importante porque a ustedes el
conocimiento los libera del miedo y eso les otorga una gran
protección frente a ellos. Fue en tiempos de la rebelión cuando se
hizo necesario el uso de estos cristales verdes para controlarlos y
evitar que creciera su poder, porque ello hubiese puesto en peligro
el orden galáctico. Pero debo decirte que hubo miembros de la
confederación que llegaron a cometer excesos con el uso de estos
cristales al buscar no sólo neutralizar a los rebeldes, sino también
a eliminarlos.
Por esa razón el
consejo de los 24 ancianos les encargó a los guardianes del orden
estelar, a quienes tú ya conoces, para que custodien y manejen los
cristales con criterio de justicia. Acabada la insurrección, a los
rebeldes se los confinó en sitios de la Hermandad Blanca junto con
cristales -como este que ves aquí- con una programación de su
planeta de origen para que cuando desencarnaran sus esencias quedaran
apresadas en la Tierra hasta que tomaran conciencia y se redimieran
de todas las acciones tenebrosas cometidas en contra de los seres
humanos, cosa que los liberaría de su prisión. Ahora sé fuerte,
observa y siente, para que tengas la medida justa de las cosas en el
futuro, al momento de enfrentarte a ellos.
-¿Enfrentarme,
porqué maestro?
-Porque llegará un
momento en que deberán hacerles frente y sólo sabiendo lo que ellos
sienten y lo que han hecho, podrán polarizarlos, de ustedes
dependerá el hacerlo, porque al polarizarlos a través del perdón
les estarán dando la oportunidad de que se rediman, de que vuelvan a
la luz y se liberen. En tanto ustedes con esa acción estarán
practicando el amor mayor, el amor del cristo. Por eso es necesaria
esta experiencia que vivirás ahora. ¡Paz y luz Hell Aham!.-
En cuanto Joaquín se
retiró comencé a ver y sentir a través de esta jerarquía retenida
que tenía enfrente y lo primero que este ser me transmitió fue el
odio que ellos sienten aún hoy por nuestra humanidad a la cual
quisieran poder destruir por completo. De pronto me encontré dentro
de una fría y oscura nave que iba acerándose a un pequeño planeta,
en la nave vi a este mismo ser reptiloide –quien comandaba toda
una flota- manejando unos controles mientras comenzaba a proferir
gritos en un lenguaje desconocido pero enseguida supe que se trataban
de maldiciones e insultos hacia la indefensa civilización que
habitaba ese planeta que no era más grande que nuestra luna. Las
escenas se fueron sucediendo una tras otra, los seres invadidos
sentían un miedo enorme al verse amenazados de muerte y este ser
reptil, se iba alimentando de todo ese terror, creciendo así su odio
que llegó al paroxismo y ordenó entonces accionar una poderosa arma
que en segundos destruyó toda la vida en la superficie de ese cuerpo
celeste. Pero no conforme con eso, el comandante orión mandó
activar de nuevo el letal cañón y esta vez el planeta entero
estalló en mil pedazos. En minutos que me parecieron horas sentí el
horror, el odio y la destrucción en toda su magnitud, sintiéndome
superado por toda la situación.
Salí del xendra algo
mareado y comenté brevemente a Darío y Rafael lo que había
vivenciado, coincidiendo bastante con lo que ellos mismos habían
experimentado. Después nos dirigimos los tres al otro portal
dimensional, donde la concentración de energía era evidentemente
más alta y estable. Comenzó a llegar parte del grupo y los fuimos
acomodando dentro del xendra. En tanto yo por un rato seguí
escuchando gritos y viendo escenas de destrucción de planetas, por
lo que tuve que hacer un gran esfuerzo para salir de aquel espantoso
estado.
La conexión de la
piedra de la creación y el Disco Solar
Luego de recomponerme
entré también a este segundo xendra en el que fui transportado a un
gran salón construido en la roca, a mi izquierda había cuatro
guardianes estelares que sostenían en el aire a la piedra Umiña que
emitía pulsos de intensa luz color verde que inundaba todo el lugar,
y hacia el lado derecho observé a cuatro maestros vestidos de blanco
que custodiaban el gran disco solar, el cual se encontraba activo y
pulsaba haces de luz dorada que también envolvían el recinto.
Comencé a oír el canto del mantram OM que retumbaba por todo el
ambiente y allí pude ver que algunos de los integrantes del grupo
también estaban ahí conmigo. Empecé también a vocalizar el OM
uniéndome a un único sonido que provenía de todos lados, de
repente sentí que una poderosa energía me atravesaba salía de mi
cuerpo y se conectaba con el cristal a la vez que miles de imágenes
fueron ingresando en mi mente. Luego volví a poner atención en los
guardianes estelares que iban acercando lentamente la piedra verde
hacia el otro extremo del salón, hasta que en un momento dado el
cristal fue atraído por el disco solar como si fuera un imán, hasta
quedar completamente fusionados uno con el otro y enseguida el disco
fue tomando una coloración entre dorada y verde. En ese instante
también sentí un ruido muy fuerte, como si dos grandes piezas se
acoplaran. Supe entonces que la llamada piedra Umiña se había
incorporado al disco solar.
Akenatón y el regalo
divino
Enseguida me sentí
transportado a otro tiempo y lugar, estaba en Tell el- Amarna, por el
1.300 años antes de Cristo, y allí comencé a observar una
reservada reunión en la que el faraón Akenatón
le estaba por revelar al general Horemheb,
jefe de todos los ejércitos, un secreto que nadie conocía. Para
ello lo llevó a una reservadísima dependencia del palacio real,
donde había un objeto posado sobre un pedestal. Era un cristal verde
de gran tamaño que al momento en que se acercaron ambos, comenzó a
pulsar una brillante energía, era la piedra Ben-bén, también
conocida como el cristal de la vida, la piedra de la creación o la
Umiña, como se la llamaría muchos siglos más tarde. Este cristal
de origen cósmico se hallaba hace milenios en Egipto, desde el
tiempo en que fuera rescatado del laboratorio genético en la zona de
Tulipe, Ecuador (ver mi informe “la piedra Umiña y los guardianes
de orden estelar”). El Rey entonces le habló así a su general:
“este mágico cristal es un presente del
gran padre sol a los hombres para que pudieran lograr recrear la
creación misma. Pero el egoísmo y la incomprensión insuflada en
los corazones de los hombres- por la misma hermandad oscura que hoy
nos acecha- ha llevado a que éste regalo divino deba permanecer
resguardado y oculto hasta que lleguen otros tiempos”.
Akenatón le señaló el grave riesgo que significaba si la piedra
caía en las manos equivocadas por lo cual en ese momento le
encomendó custodiarla en el mayor secreto y aún a costa de su
propia vida, a lo cual el general arrodillándose frente al rey le
dijo: “Juro que así lo haré, mi señor
amado de Atón”.
Luego, observé otra
escena que ocurría varios años más adelante en el tiempo, ahora
era el rey Tutankamón quien
se hallaba en diálogo con Horemheb para encomendarle una misión por
demás delicada; sacar la piedra ben-bén secretamente del Palacio.
Vi preocupación en el rostro del joven rey cuando le decía que un
grupo de altos sacerdotes de Amón que respondían a un ser de la
oscuridad, planeaban sustraer la sagrada piedra de la creación con
la inconfesable idea de utilizarla para crear cuerpos genéticamente
compatibles para los rebeldes oriones que se encontraban retenidos
desde hacía milenios. Por eso Tutankamón lo urgía para que ese
traslado se llevara a cabo enseguida. El General entonces hace unos
rápidos como discretos preparativos y esa misma noche acompañado de
un grupo de oficiales de su máxima confianza traslada el mágico
cristal hasta el templo donde se veneraba al dios Horus, en Edfú
(Horemheb sugestivamente ostentaba entre otros títulos el de
“supervisor de los profetas de Horus”) depositándolo allí en un
lugar tan secreto como inexpugnable. Desde ese momento una guardia
militar se entremezcló con los sacerdotes del templo, para así
custodiar y proteger la preciosa piedra de la creación. Tiempo
después el Rey Tutankamón abandonaría Tell El Amarna para
trasladarse a Menfis y cierta mañana Horemheb lleva al joven faraón
al templo de Horus y cuando el rey se halla frente al mágico cristal
lo envuelve su energía y se queda en profunda meditación hasta
pasado el mediodía.
Después, en una rápida
sucesión de hechos, veo que Tutankamón, víctima de una conjura,
muere asesinado en una emboscada, y casi enseguida, rodeado de
extrañas circunstancias, es coronado rey el anciano visir Ay.
Por su parte el General, durante este breve reinado elude varios
atentados contra su vida, mientras continúa supervisando
personalmente la custodia de la piedra sagrada, logrando en más de
una ocasión desbaratar acciones maquinadas por la hermandad oscura
para robarla. Sin duda que contó con hombres valientes y leales,
pero también con una protección superior que muchos de su época no
dudaban en atribuirle al dios Horus, el hijo de la luz. Finalmente
Horemheb asume como el último rey de la XVIII dinastía y en el año
13 de su reinado tiene una revelación en la que la Hermandad Blanca
que le indica que por los tiempos que se avecinan debe proceder a
ocultar -por milenios- un cúmulo de conocimiento e información y a
su vez resguardar dos objetos de incalculable poder que se hallan en
los territorios de su reino, el disco solar y la piedra Umiña.
Obedeciendo lo encomendado, hace los arreglos correspondientes,
sembrando pistas falsas pero a su vez dejando “rastros
que sólo los puros de corazón podrán hallar y saber leer, para
romper los sellos y que lo que alguna vez se ocultó vea la luz en el
nuevo tiempo”.
De esta forma el rey se
aseguró de que el disco solar (hasta hoy día) se encuentre a
resguardo en un lugar inaccesible en el mismo Egipto.
En cuanto a la Umiña,
pude ver que un día al alba, el faraón llegó al Templo de Horus
para una cita programada y enseguida dirigiéndose donde se
encontraba la piedra verde, puso sus manos sobre ella y recitó la
siguiente oración: “Oh venerada piedra ben-
ben que provienes de las manos del mismo Atón, has que todas las
obras buenas de mis antecesores soporten el paso de los siglos, la
calumnia y la destrucción, para que en ese mañana que he visto y
llegará, puedan resurgir y brillar en justicia, como grandes
estrellas en el cielo por toda la eternidad”.
Después salió fuera del
sancto sanctorum y se quedó contemplando las primeras luces del día,
pero de pronto su atención se centró en un punto luminoso en el
cielo que fue creciendo en tamaño hasta convertirse en una nave
plateada triangular que aterrizó suavemente en el patio exterior del
templo. Se abrío una compuerta y descendieron cuatro guardianes del
orden estelar que llevaban largas capas y ornamentos dorados en sus
brazos. El jefe de ellos con su mano izquierda en alto se dirigió
así al faraón:
“Salud su majestad.
Traemos un mensaje de las jerarquías de la galaxia a las cuales
nosotros obedecemos: Dicen que has sabido cumplir con el encargo de
guardar esta herramienta estelar, pero que ahora por varios milenios
deberá permanecer bajo nuestra entera custodia. Te bendicen por ello
y te desean prosperidad y paz en los años que como gobernante de
esta sagrada tierra aún tienes por delante. También te digo que en
un lejano futuro habremos de encontrarnos de nuevo para finalizar lo
que ahora no se puede realizar”.
Dicho esto los cuatro
guardianes saludaron al rey con una reverencia y procedieron a
trasladar la piedra verde al interior de la nave plateada triangular,
la cual enseguida se elevó verticalmente hasta convertirse en un
diminuto punto brillante en el cielo. Así la Piedra de la creación
fue llevada nuevamente al continente de América, donde habría de
esperar un largo tiempo antes de que fuera entregada bajo el nombre
de Umiña a otro gran rey.
Salí del xendra y fui
tomando conciencia del lugar en donde estaba, y mientras ordenaba mi
mente me quedé observando a quienes aún se hallaban teniendo su
experiencia. Cuando todo finalizó nos reunimos en el campamento y
luego de que algunos comentaran sus experiencias, nos fuimos a
descansar para emprender al otro día el retorno a Pusharo.
11 de agosto.
Muy temprano y luego de desarmar el campamento, nos internamos de
nuevo en el cañón del mecanto. El retorno como otras veces, fue más
rápido pero no faltaron las dificultades para cruzar algunas veces
el río, aquí destaco el buen temple demostrado por los más nuevos
como Gustavo, Walter y Guillermo. Llegamos al lugar más difícil,
donde a la ida nos habíamos separado, pero esta vez ayudados por una
soga cruzamos todos por el río. Al atardecer ya estábamos otra vez
en Pusharo. Armamos las carpas y nos dimos un refrescante baño en el
río, antes de realizar la meditación de la tarde.
12 de agosto.
Por la mañana cruzamos en los botes y llegamos al muro. Allí Rafael
realizó un trabajo de perdón dirigido a los seres retenidos en los
cristales y más adelante una meditación en la que a mi entender
recreó el momento de la incorporación de la Umiña al Disco Solar.
Seguidamente Susana, Patries y Marcia ,que en 2010 habían recibido
la energía del corazón cristal del planeta en el muro, más
Rossana, la única mujer nueva en este viaje, debían seleccionar
sólo a tres varones con los que se completaba el número de siete y
fuimos elegidos Darío, Rafael y quien escribe este informe. El
trabajo que dirigía Patries dio comienzo, nos pusimos los siete con
la frente y manos en el muro, mientras que el resto de los compañeros
realizaban el apoyo vocalizando el mantram OM. Me fui haciendo uno
con el muro y comencé a sentir primero una sutil y luego más
poderosa energía femenina que me fue envolviendo, enseguida sentí
la presencia de la dama de luz. Pero justo en ese momento cesaron los
mantrams y empecé a escuchar voces y pasos, cosa que lógicamente me
sacó de la concentración en la que estaba. Al preguntarle a Rafael
lo que sucedía y porqué había más de siete personas en el muro me
dijo que Rossana había recibido que debían pasar todos (excepto
Daniel y Pancho que ya habían recibido la energía en 2010).
Sinceramente me pareció una interrupción extemporánea al no
consultar a quien estaba dirigiendo el trabajo y dejar de lado las
indicaciones señaladas por los guías en la comunicación de Sixto.
Después de esto ya no pude volver a conectarme con la experiencia.
Luego el grupo se quedó algunos momentos más tomando fotos y
despidiéndose cada uno a su modo de este imponente y misterioso muro
de símbolos.
Una vez de vuelta en el
campamento se decidió regresar ese mismo día a Palotoa Teparo,
pero había un problema, como habíamos pactado nuestro retorno para
el día siguiente no tendríamos botes. Por eso después de desarmar
el campamento y depositar los equipajes en el único bote, también
hicimos subir a Pancho que continuaba con dolores por la caída y se
le encargó que en Palotoa hiciera los arreglos necesarios para que
nos vinieran a buscar. Luego comenzamos nuestra acalorada marcha de
retorno hacia la zona de Aguaroa y después de algunas horas llegamos
al punto de encuentro. Allí tuvimos una larga espera hasta que vimos
aparecer un solo bote, en el cual subimos todos y así logramos
llegar hasta la aldea machiguenga. En la misma orilla estaba Pancho
Sosa quien nos relató que al habernos adelantado de improviso ello
causó confusión y hasta enojo de parte del administrador de la
comunidad. En ese momento Rafael propuso contratar dos botes en forma
particular y seguir viaje hasta el puerto de 250. Al ver que
partiríamos en escasos minutos, subí corriendo hasta la casa de
Rubén para saber que había sido de él, pero sólo hallé a uno de
sus hijos el cual me dijo que su padre ya se encontraba mejor y que
estaba trabajando en los cultivos.
Cuando regresé ya estaban
todos arriba de los botes y fue el machiguenga Pancho quien nos
despidió con una inocultable tristeza en sus ojos.
A medida que avanzábamos
por el río, en medio de la penumbra podíamos ver las siluetas de la
inmensa selva que íbamos dejando atrás, se hizo de noche y comenzó
a hacer frío. Cuando ya faltaba relativamente poco, uno de los botes
se quedó sin combustible. Por suerte había un bidón de reserva y
con la ayuda de nuestras linternas pudieron recargar, encender el
motor y llegar todos a 250. En la playa nos despedimos de kevin y
Jairo, nuestros jóvenes guías machiguengas y ahora meditadores.
Luego fuimos al puesto de control y ante el guardaparque Manuel
Quintanilla asentamos nuestra salida en el libro de visitantes.
Después por el único teléfono público del pueblo pude conseguir
que un transporte nos viniera a buscar y llevara hasta Salvación.
Tuvimos tiempo de cenar y después de dos horas de viaje llegamos al
hotel pasadas las 10 de la noche.
13 de agosto.
Seguimos en Salvación, tiempo en que lavamos la ropa, y acompañamos
a Pancho hasta hospital para que lo revisara un médico. De noche
realizamos un primer conversatorio sobre las experiencias de los
Xendras y aunque no dio el tiempo para sacar las conclusiones del
viaje, quedaban varios días para hacerlo en Cusco.
14 de agosto.
Luego de desayunar cargamos los equipajes en la Sprinter y después
de un largo viaje sin parada de almuerzo, llegamos a Pisac y el grupo
pernoctó en el hotel que habíamos reservado.
15 de agosto.
Por la tarde se hizo una reunión en nuestra casa. Allí Rafael nos
informó que como una continuación del viaje al Paititi se debería
efectuar un viaje al Gobi en 2019 y que el remanente de los fondos
reunidos serviría entonces para financiar ese viaje. Mi criterio en
cambio fue y lo sigue siendo, que los fondos deberían servir para
ayudar materialmente a los machiguengas que son en definitiva los que
nos han ayudado siempre en los viajes de Misión. En cuanto al
informe general lo elaboraría el jefe de la expedición, por lo cual
se nos pidió que a la mayor brevedad enviásemos las experiencias y
comunicaciones recibidas. Por mi parte subrayé la importancia de que
además cada uno redactara a su tiempo un informe personal. Después
de realizar una meditación y sin haber podido analizar y sacar las
conclusiones del viaje se dio por terminada la reunión.
16 de agosto.
A excepción de Marcia -que prefirió quedarse unos días más en
Pisac- el resto del grupo regresó a Cusco y una vez allí, la
mayoría decidió viajar hacia Puno para visitar la puerta de
Ayumarca, frente al lago Titicaca y después seguir viaje a Bolivia
para ir a Tiahuanaco. Pronto llegó la fecha de retorno de cada uno a
sus hogares, siendo Susana y Guillermo los últimos en irse.
Tiempo después y de
acuerdo a lo acordado me apresuré a enviar mis experiencias y
mensajes para que fueran incorporados al informe general, pero luego
comprobaría que en el informe difundido sólo figuraba mi
experiencia en el primer xendra, no así mis comunicaciones y la
experiencia en el segundo xendra sobre la incorporación de la Umiña
en el disco solar. Cosas que sí reproduzco y aún amplío en este
informe personal.
Epílogo
Quiero brevemente
referirme a todas esas personas que siempre están ahí, dispuestas a
asistirnos en los viajes con sus oraciones e irradiaciones. Son gente
espiritual repartida por diversos países que por amor y lejos de
querer figurar hacen lo suyo con silenciosa humildad. Afirmo aquí
que sin esas almas grandes un viaje de este tipo sería imposible de
hacer porque son quienes nos dan el aliento y la fuerza necesaria
para llegar y después retornar a casa. Vaya por eso mi admiración y
eterna gratitud a cada una de ellas.
Respecto a los objetivos
del viaje pienso que se cumplieron durante nuestra permanencia en los
territorios del Paititi, esto es, en el campamento levantado al otro
lado del cañón del Mecanto:
En
los Xendras recibimos nueva información relacionada con el plan
cósmico.
Realizamos
diferentes como significativos trabajos para nuestro planeta.
Se
concretó la incorporación de la piedra Umiña al disco solar.
A
través de la experiencia vivenciada por Patries se logró el
contacto directo con miembros de la Hermandad Blanca de la Tierra.
En el mes de septiembre
los tres integrantes por el Perú, Daniel, Walter y Pancho, dieron
una conferencia en Lima, comenzando así la difusión de lo recibido
en este nuevo viaje al Paititi.
El 29 de septiembre
Patries ofreció una conferencia –a sala llena- sobre las
experiencias vividas en Paititi, en la localidad de Bergen, Holanda.
En el mes de noviembre
volamos a Buenos Aires en un viaje que teníamos programado con
antelación y una vez allí, viajamos al Uruguay por una invitación
personal que nos hiciera Marcia un tiempo atrás. Fuimos por un fin
de semana y nos hospedamos en su casa donde compartimos con ella y su
familia momentos muy gratos. El mismo día que llegamos, participamos
del programa radial “Caminantes de las estrellas”, al cual fuimos
amablemente invitados por sus conductores Mariela y Daniel, donde
aprovechamos para difundir las experiencias de este reciente viaje a
los territorios del Paititi. Durante nuestra corta estadía también
nos reencontramos con Darío y Gustavo, con quienes conversamos y
trabajamos. Después regresamos a Buenos Aires donde nos esperaban
encuentros con familiares y también amigos.
Llegó diciembre y en
vísperas de Navidad recibí el siguiente mensaje de los guías:
Comunicación:
24 -12 - 2018
Hora:
16:30
Lugar:
Pisaq – Cusco – Perú
Antena:
Hell Aham (Cristián Sánchez Barros)
El
año 2019 los llevará a purificarse a través del sacrificio
consciente lo que significa movilizar las fuerzas internas que poseen
y que pocas veces perciben y utilizan.
El
año próximo será de manifestaciones concretas y espontáneas
porque el planeta aún debe acondicionarse a las energías que
provienen de la nueva realidad generada a partir del 2012. Por
eso las manifestaciones telúricas tanto en la tierra como en el mar
se harán sentir. Procuren mantener bajo vuestra órbita a las
ciudades lindantes con la costa a través de irradiar y crear el
futuro cercano como de calma y sosiego.
A
nivel humanidad verán con asombro caer personajes y con ellos
sistemas, lo que dará lugar a los cambios.
Allí habrán de surgir nuevas y mejores ideas llevadas a cabo por
personas ya preparadas para este tiempo. Pero
en la caída de las viejas ideas habrá confusión y desazón de
muchos, allí habrán de brillar quienes se hayan preparado a
conciencia para ese momento, con el fin de guiar los acontecimientos
que serán siempre para bien de la Humanidad.
Todo
lo dicho será necesario para purificar y dar lugar a lo nuevo,
porque lo nuevo ocupará el espacio de lo anterior para que todo se
renueve tanto en el planeta como en la conciencia humana.
En
el panorama político mundial el que creían retrógrado será al fin
quien abra la puerta del cambio hacia la luz.
Habrá
resistencia de unos y rechazo de otros, pero lo que está señalado
que ocurra así será. Mantengan su
centro con el corazón y la mente en el mañana promisorio que ya es
hoy.
Los
más firmes seguirán avanzando en medio de los que creyendo ser, no
son.
Así,
los que no han sido vistos y señalados, irán adelante abriendo el
camino hacia lo nuevo.
Egipto
espera ser descubierto por quienes ya fueron y son. Su luz dará
sentido y entendimiento a mucho de lo que hoy duerme en su suelo por
incomprensión.
Este
año podrán unir las partes y ver el gran mosaico que se desplegará
ante vuestros ojos, entonces comprenderán y sabrán actuar.
Sostengan
la armonía dentro y fuera de ustedes, que nosotros estaremos allí
cuando sea necesaria nuestra presencia y ayuda.
Con
amor, Mardorx
El mensaje recibido
anuncia que el 2019 que ya estamos transitando es un año movido a
todo nivel, de grandes esfuerzos y definiciones, por lo cual la
actitud de cada uno será gravitante para el rumbo que tomen los
acontecimientos. Ha de ser vital entonces mantenernos en paz, ser
optimistas y centrarnos decididamente en buscar la verdad para ayudar
al restablecimiento del orden alterado hace ya milenios por las
fuerzas oscuras, quienes a pesar de querer destruir a la humanidad a
través del ocultamiento, el miedo, el engaño, el resentimiento y el
odio, no han podido lograrlo y hoy se muestran desesperadas por el
avance inexorable de la luz.
Tengamos presente que todo
lo bueno que anhelemos sobre la base de la justicia, la verdad, la
honestidad, la solidaridad y el Amor sin condiciones, habrá de
plasmarse en lo que está por venir. Por eso de nosotros depende dar
los pasos que faltan hacia ese nuevo amanecer que nos conduzca a
todos a ser uno y uno con el Todo.
Que así sea.
Con amor y paz,
Hell Aham
Pisaq, 20 de febrero de
2019
csanchezbarros@gmail.com
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Link del Informe con Archivo Word:
Informe Cristian Sanchez Barros Paititi 2018.docx
Link del Informe con Archivo PDF:
Informe Cristian Sanchez Barros Paititi 2018.pdf