DESTINO
“Tenemos
la sensación, quizá sólo subconcientemente,
de que cualquier forma de contacto con la
muerte,
por muy indirecta que sea,
nos enfrenta con la perspectiva de la
nuestra”...
(Raymond Moody)
¿Realmente
tenemos un Destino?
En
la vorágine de acontecimientos que se dan en nuestra vida y alrededor de ella,
hay veces que percibimos sutilmente la
existencia de un Plan que lo tiene todo previsto. Y sin embargo, en otras ocasiones,
pareciera que estamos sometidos a las inclemencias de la casualidad; a la
acción desordenada de fuerzas que juegan con nosotros como un humilde pedazo de
madera arrastrado por las poderosas corrientes de un río caudaloso contra el
cual no podemos oponernos.
Sin
embargo, si uno esta atento a esa multitud de circunstancias y hechos
sincrónicos que siguen ciertos patrones inteligentes, ajenos a nuestra
voluntad, uno ciertamente llega a percatarse de que hay un destino, una
programación o acuerdo previo antes de nacer, en el que se nos comprometió o
nos comprometimos voluntariamente a
hacer tal o cual cosa en la vida material; a lograr tal o cual objetivo o meta.
O por lo menos a intentarlo.
¿A
qué se le llama Karma?
Aquello
que se llama Karma en la Tierra
no es otra cosa que el proceso de aprendizaje o curricula por la cual están
sujetos a un destino todas las personas. No es sinónimo de castigo sino de
aprendizaje.
Volviendo
a los ejemplos basados en el proceso cotidiano, imaginémonos un alumno de una
universidad que durante el presente período debe llevar determinados cursos,
para estudiarlos y aprenderlos durante el
semestre. Todo eso constituye simbólicamente hablando: el destino de la
presente encarnación. Pero a pesar de
que sus procesos pretenden ser ordenadamente fijos, es fácil observar que no
siempre se cumplen los plazos establecidos
y que las variaciones pueden deberse a muchas circunstancias a veces
generadas por el individuo u otras ajenas a su voluntad, pudiendo terminar
antes o después, o simplemente no alcanzar las metas.
La
aprobación o no de cada materia constituye el “karma”. Lo no aprobado habrá que
repetirse hasta superarlo; mientras que lo ya aprendido lo encamina a uno hacia
materias más complejas y profundas. De ninguna manera karma significa solo
endeudamiento, sino repetir para corregir y aprender, en el juego de oportunidades para crecer en conciencia,
muchas veces a través del sufrimiento.
¿Quiénes
se encargan de imponernos el Plan de Aprendizaje o Karma?
Son
aquellos que se encargan de organizar y aplicar el karma, que conocemos
como los “Señores del Karma” ó
“Guardianes del Destino”, con quienes propiamente se negocia lo que va ha ser
cada encarnación.
¿Cuál
es el propósito del programa kármico individual y colectivo?
Todo
cuanto se le asigna al individuo o se permite que le ocurra, está dispuesto
para ayudarlo en su superación. Precisamente dependiendo de cómo enfrente la
vida y las dificultades, ó como haga uso de las
facilidades que se le presenten dependerá su avance y crecimiento espiritual.
Como
el tiempo realmente no existe y mas bien está sujeto a formas mentales,
dependiendo de la dimensión que se maneja y esto obedeciendo a estados
vibratorios , los Guardianes del Destino generalmente toman como base para establecer el tiempo de vida de
alguien , el espacio de vida
temporal necesarios para que transcurran
y se den las circunstancias adecuadas
como para que dicha persona pueda crear a su alrededor la
ambientación propicia para conocerse a sí misma y superarse . Si la persona no se da
ella misma la oportunidad, y mas bien la desaprovecha,
tendrá que volver una y otra vez bajo circunstancias similares, pero quizás
cada vez tenga menos tiempo para lograr lo mismo; o se le exija más en períodos
más cortos.
¿De
qué depende el valor de una vida?
No
depende de la cantidad de años el valor de una existencia, sino de la calidad y
riqueza de dicha vida. La existencia es tanto más valiosa y trascendente,
cuanto más útil sea para los demás.
Todo
en la vida es dual, y depende cómo uno lo enfrente para que se oriente hacia lo
constructivo o lo destructivo. Todo en la vida es una cuestión de actitud. Lo que para una persona pueden ser grandes trabas y
limitaciones, para otro puede ser un
reto o una gran oportunidad parta
desarrollar sus capacidades.
Si
bien es cierto que todo depende de la actitud frente a las cosas, no podemos
negar algo que es un hecho en el universo y es la existencia de
leyes universales, y entre ellas está
la ley de Causa y Efecto, que nos enseña que por cada acto, palabra o pensamiento positivo o negativo generamos
una reacción alrededor nuestro, que en su momento se manifestará como
consecuencia. Esto es lo mismo que decir:” uno cosecha lo que siembra, tanto en
ésta como en las demás existencias”... Por eso en las escrituras sagradas se
nos dice: “Has con otros como quisieras que hicieran contigo, y no hagas a
otros lo que no quieras que te hagan a
ti”.
Volviendo
a la analogía de la escuela, hay ocasiones que en determinado curso
coincidimos en el mismo salón de clases
con determinados alumnos como compañeros o compañeras, y con tal o cual
profesor. Eso no es producto de la casualidad. Se puede explicar de muchas
formas, como por ejemplo: que ingresaron
en la misma época a esa casa de estudios; o que comparten afinidad de intereses;
o que están siguiendo la misma carrera para realizar lo mismo en la vida, etc.
Así
como el karma debe entenderse como un
proceso de aprendizaje, así también la enseñanza nos dice que no existe
posibilidad de crecer internamente sino
es a través de los demás.
Cada
persona a nuestro alrededor, tanto más cercana o más lejana es como un maestro
para nosotros, tanto de lo bueno como de lo malo. Debemos estar atentos para
extraer la mejor enseñanza de nuestras relaciones humanas.
Debemos de estar abiertos a aprender de todo y
de todos, pero sin que esto signifique darle oportunidad a los demás como para
que nos hagan daño. Nuestros parientes no están a nuestro alrededor para
perjudicarnos o para hacernos la vida imposible, sino para fortalecernos y a la
vez para crecer juntos; superándonos
cada día. Nadie está a nuestro lado para estorbarlos sino para que aprendamos a
amar mutuamente.
Cuanto
más tratemos de huir de ciertas responsabilidades más veces volveremos a ellas.
Nada ha sido dejado al azar, por algo estamos donde estamos; en el lugar y con
las personas con las que convivimos.
Tratemos de aprovechar esa oportunidad descubriendo el por qué de todo ello; y
haciendo lo que se espera de nosotros. Porque nada es para siempre, y cada
situación es una oportunidad de crecimiento que no debe ser desaprovechada.
Y
cabe la pregunta en este momento sobre ¿qué es lo que ocurre con el karma planetario por la matanza
indiscriminada de animales que está llevando a la extinción a muchos de ellos?.
Hay
especies animales que el egoísmo y la necedad han hecho desaparecer de la faz
de la tierra, pero ello no significa que se hayan extinguido para siempre por
cuanto, muchas se encontrarían preservadas fuera de la Tierra , con la presencia de
las naves extraterrestres y serán repuestas en su momento, cuando el panorama
de la tierra sea otro y haya no solo una nueva faz, sino un solo corazón
.Además, los adelantos en genética pronto podrán recuperar lo perdido si hay
voluntad para ello.
Es
cierto que mucha sangre ha sido volcada sobre el planeta y por ello, seguirán
ocurriendo muchas desgracias como guerras, catástrofes y accidentes que buscan
compensar aquellas situaciones, y también pretenden enseñarle a la humanidad
cuales son la consecuencias de su
desacertada actitud.
Todo
está sujeto a un destino, a un plan de vida. Nada está dejado al azar. Pero
como dijimos, no es algo inamovible, por
el contrario puede ser modificado sobre la base de una fuerza de voluntad firme y mediante una
conciencia despierta.
Somos
la consecuencia de nuestra vidas pasadas, sujetos a un largo proceso de
aprendizaje y crecimiento evolutivo.
El
destino es el programa de actividades
existenciales previstas para el desarrollo y avance evolutivo del ser. Existe
para nuestro beneficio y no para
perjuicio de nadie.
La
intención del destino no es otra que la de
hacer que todos tengan un mismo punto inicial de partida, y que
puedan alcanzar una trascendencia futura
basándose en el esfuerzo individual, y al ritmo que cada uno aplique.
Quienes
como dijimos se encargan de establecerlo y hacerlo cumplir son los llamados
“Guardianes del Destino” (Señores del Karma). Ellos al igual que el director de
un colegio, tienen elaborado el programa de cursos (un sistema curricular) y actividades a desarrollarse
según el grado escolar de cada cual.
Cuanto
mayor sea nuestra edad evolutiva, que es lo mismo que decir a mayor madurez y
consciencia a lo largo de las distintas existencias, tanto mayor margen como
para escoger las condiciones de cada nuevo nacimiento y de lo que será cada
existencia.
Pertenecemos a un universo material de siete dimensiones,
y más allá, en una octava superior - como en la música -, existe un universo
paralelo que ya no es material sino mental, y que los seres que proceden de
allí, ya no son extraterrestres sino ultraterrestres. Ellos son los Padres
Creadores del Universo Material, y es de esa esfera “de lo mental”, que
proceden los “Señores del Destino” a cargo del proceso de avance y crecimiento
de las consciencias.
Cabe
a estas alturas la pregunta ¿puede una persona de la Tierra reencarnar en otro
planeta? Claro que sí...Cuando uno evoluciona más allá del nivel promedio
evolutivo del planeta puede optar entre seguir en el mundo o reencarnar en
planetas superiores. Pero no antes de haber hecho lo que teníamos que hacer aquí.
Recordemos:”uno debe estar donde pueda cumplir su misión”. Y si nos ha tocado
evolucionar en la Tierra
debemos hallar ese propósito y cumplirlo.
¿Y
podría reencarnar un extraterrestre en la Tierra ? La Tierra es un planeta de una categoría muy
especial dentro de los mundos; y en éste
momento por condiciones muy particulares que la hacen encontrarse al final de
un ciclo cósmico y al inicio de otro, su situación es como la de una escuela que al final del año
escolar se prepara para dar la oportunidad
para que todos sus alumnos y muchos otros venidos de escuelas cercanas particulares,
religiosas y estatales puedan dar el examen de fin de año. Cada cual para el
grado que le corresponde.
Nuestro
mundo está entrando en un proceso de redimensionamiento, lo cual supone una
elevación vibracional que le permitirá
ingresar en un tránsito hacia la cuarta dimensión.
Por tanto, los que alcancen el nivel evolutivo
adecuado para el proceso seguirán en la Tierra pero ahora bajo
condiciones distintas o reencarnarán en planetas más evolucionados. Los que no
logren el nivel requerido, tendrán que encarnar en planetas como la Tierra pero antes de la gran depuración, y deberán esperar un
nuevo ciclo cósmico.
Como decíamos antes, el destino establece el
período de duración del proceso por el cual el individuo puede realizar el aprendizaje relativo a la presente
existencia. Esto no quiere decir que la persona no pueda morir antes de esa
fecha o después de esa fecha, porque el destino reiteramos puede variar sobre
la marcha. Por ejemplo: si al final de una vida de realizaciones personales al
servicio de otros como puede ser también su propia familia , la persona no había
acabado con la misión asignada, pero
estaba a punto de lograrlo, se le puede dar una ampliación de plazo, o
otorgarle una existencia bajo condiciones muy similares, para culminar lo
comenzado. En el primer caso, la persona viviría lo que se ha denominado:”Una
experiencia de Vida después de la
Vida ”.
Con
respecto a la cantidad de años que uno vivirá , esto es muy relativo porque
bien sabemos que no depende de la cantidad sino de la calidad en la vida para
hacer más o mejores cosas por uno y por los demás, lo que puede extenderse o
reducir el período de aprendizaje.
En
cuanto al tiempo que uno se demora para encarnar entre una existencia y otra,
esta se mide mas o menos, por la misma
cantidad de años que vivió; o sino hasta
por un margen de doscientos años entre
una vida y otra. Aunque en la actualidad por la sobrepoblación mundial y los
requerimientos evolutivos planetarios, mucha gente se demora muy poco tiempo
para volver volviendo algunos a encarnar al año de haberse ido.
Supongamos
un ejemplo: un joven se suicidó a los veinte años por una fuerte depresión,
pero él iba a vivir según su destino cincuenta años. Ese era el tiempo asignado
como para que su vida incluyera ciertos viajes y experiencias de compartir con
mucha gente; pero todo ello se frustró. Esa persona tendrá que aguardar los
treinta años que le faltó vivir en una dimensión frontera con el mundo físico,
que es el llamado:”El Bajo Astral”.Y cuando vuelva a encarnar, vivirá sólo los
treinta años que tenía pendientes.
Eso
explicaría el por qué hay gente que muere al rato de haber nacido o al año, o
de forma súbita. Hay gente que se suicida lentamente a través del alcohol, las
drogas, el tabaco, y el consumo de todo tipo de estimulantes. Esa gente puede
estar falleciendo un año, un mes o un día antes de la fecha prevista
inicialmente; y ese sería el pendiente
que tendría que vivir después, ósea la diferencia restante.
Pero a
pesar de que el proceso de evolución es
personal e intransferible, todo lo que
les ocurre a las personas que están a nuestro alrededor nos afecta
en mayor o menor medida a todos, porque el ser humano evoluciona
interactuando con los demás. No hay evolución aislada. Y están dispuestas las
cosas como para que no sólo evolucionemos en función de cómo enfrentamos las
circunstancias que nos afectan directamente, sino que también las que lo
hagan indirectamente, a través de los
más cercanos a nosotros.
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