Fragmento extraído de un Cassette de Sixto Paz:
“… Hay otro tipo de mentalismos; es cuando de pronto alguien quiere llamarle la atención a alguien y no me atrevo a ir directamente donde él y decirle: cambia, reacciona; entonces recibo una “comunicación” en la que los guías entre comillas dicen: cambia, dirigiéndose a tal persona, entonces se enteran todos, entonces le hago daño a esa persona porque la estoy hiriendo en su amor propio, en su ego, en su vanidad; todos la tenemos, y por qué nos vamos a molestar porque esa persona no crea en la comunicación, se resista o se ofenda con nosotros, si esa no es la manera de llegar.
Si nosotros vemos errores en los demás, habiéndonos examinado nosotros, y queremos ayudar a esa persona, después de que nosotros hemos empezado a superar nuestros errores, no podemos tratar de cambiar al resto, ya que sí ya es difícil cambiarnos a nosotros mismos, pues más difícil o imposible es tratar de cambiar a los demás. Lo que podemos es ayudar a los demás en su proceso de autoconocimiento, muchas veces sugiriéndole o haciéndole observaciones sobre cosas que no se da cuenta, o quizás también sea un error de observación, por eso hay que conversar con la persona. Si vemos algo en lo que podemos ayudar a alguien, un defecto que mantiene, podemos acercarnos y llamarlo a parte y decirle: sabes me parece que estás cometiendo este error, que piensas equivocado, tienes estos modales que son negativos, trata de cambiar. Si la persona nos expone que no es así, y nos damos cuenta que era un error de observación, todo queda allí, pero si la persona de repente reacciona y dice: tienes razón, no me había dado cuenta, entonces le damos la oportunidad para que esa persona cambie, tomando conciencia de sus errores para que no los cometa más; pero si vemos que sigue reincidiendo, hablemos de vuelta con esa persona, no vaya a ser que lo que le falte es estímulo, fuerza. Pero si vemos que es reincidente porque no quiere cambiar, llamemos entonces a otra persona en la que ésta persona tenga confianza y delante de ella llamémosle la atención siempre de la mejor manera, hablar con mucho tacto, con mucho tino, no destruir a la persona, para que la persona se de cuenta que es una preocupación sincera; si aún así no cambia, ya delante de todos, pero sin tratar de destruirlo, sin ofenderlo, decirle: hermano, recuerdas que en aquella oportunidad te hablé, todos lo saben, todos se dan cuenta de tu actitud que no es positiva; por favor, te pedimos que cambies cuenta con nosotros, queremos ayudarte, pero no acusarlo, no tratar de dejarlo mal, no tratar de destruir al prójimo…”
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