Para una única acción existen miles de intenciones, para un verdadero Sol en la Tierra siempre es la mejor. Nunca nos quedemos con la acción vayamos a la intención para estar precavídos. 💎💎💎💎💎💎💎

domingo, 6 de enero de 2019

EL NACIMIENTO DE JESÚS- Sixto Paz




EL NACIMIENTO DE JESÚS- Sixto Paz 

Para llegar a Belén desde Jerusalén, tuvimos que pasar la revisión de los puestos de control de la policía y el ejército israelí, por cuanto se encuentra en el territorio de la autonomía Palestina. La zona es un paisaje irregular de colinas y terrazas con olivos, densamente poblado en la actualidad. Su nombre “Beit Lehem” se traduce como “la casa del pan”, y es una zona que desde hace miles de años conserva su tradición de ser zona de pastores de ovejas. Fue la población donde nació un pastor de ovejas que llegaría a ser muy famoso, y quien sería tiempo después ungido como el rey. El era David, quien con un valor inigualable y mucha fe venció al gigante Goliat de los filisteos; y mil años más tarde, también otro pastor, pero de almas nació allí: Jesús el Cristo. 
Un edicto del César Octavio Augusto con la finalidad de efectuar un censo, llevó a José y a su familia a tener que trasladarse a Belén para empadronarse. La administración romana quería mejorar su sistema de recaudación tributaria, y por ello obligó a la gente a tener que desplazarse a sus lugares de origen. Así, María que estaba embarazada tuvo que aventurarse a un riesgoso viaje a lomo de burro, sobreviniéndole los dolores de parto antes de llegar al poblado. Por tanto, no sería cierto que llegaron a Belén y no encontraron posada, por cuanto tenían allí parientes, y porque los judíos son muy hospitalarios entre sí, con mayor razón al contemplar el estado de embarazo de la Virgen. La inminencia del parto habría conducido a José – anciano ebanista y viudo, padre de varios hijos- hacia unas grutas que servían de pesebre a los pastores, para que colocando a la muy joven María en su interior sobre una mantas , ella descansara, mientras enviaba a algunos de sus hijos- mayores de edad que María- a buscar una partera al pueblo.
El Belén actual es muy pintoresco, dedicado en gran parte a la artesanía y al turismo receptivo. Por lo que llegamos nosotros a contribuir con la economía palestina, dejando el autobús en un parqueadero gigantesco hecho a propósito, y recorriendo a pié la distancia que nos separaba de la plaza central y de la Iglesia de la Natividad , edificada sobre la que fuera la gruta. Su estructura actual es la combinación de la basílica del emperador Constantino edificada en el año 322 , y que fuera destruida dos siglos después, con la reconstrucción del emperador bizantino Justiniano en el siglo VI d.C., y las modificaciones posteriores realizadas por los Cruzados para salvaguardar el lugar. En el año 614 la iglesia se salvó de la destrucción por parte de los persas, al encontrarse estos con las imágenes de los Reyes Magos con sus atuendos persas en el mosaico del frontón.
La puerta de ingreso a la basílica es de apenas 1.20 m de altura y por ello se le llama la «puerta de la humildad». Necesariamente hay que entrar agachado. Y fue reducida a ese tamaño para evitar que los musulmanes entraran a caballo al interior . Una vez dentro, uno se maravilla por su sencillez y su paz, caminando por su suelo empedrado que al ser excavado a dejado a la luz, antiguas pinturas de flores y aves. A ambos lados de la nave central hay columnas de piedra caliza rosada de la época del emperador Justiniano con capiteles corintios, con pinturas murales que representan los concilios de la iglesia. En el fondo del edificio hacia el lado derecho del altar, uno desciende por unas escaleras hacia lo que es la «Gruta de la Natividad». A pesar de que ya he estado allí varias veces, no pude dejar de emocionarme y compartir con mis amigos una buena cantidad de lágrimas. La Gruta es una habitación estrecha, más larga que ancha, donde se encuentran -colgando del techo rocoso-, unas quince lámparas orientales de plata, pertenecientes a las distintas comunidades cristianas. Las lámparas cuelgan sobre una estrella de plata que señala el lugar donde Jesús nació. A ambos lados de la habitación hay dos altares que recuerdan uno el pesebre y otro la adoración de los reyes magos. Estuvimos allí un tiempo largo, parte del cual pudimos mágicamente estar a solas, cada uno en oración.
“Nacido, pues Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde esta el rey de los Judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle” (Mateo 2,1-2)
“Después de haber oído al rey, se fueron , y la estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que vino a pararse encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella sintieron grandísimo gozo, y llegando a la casa , vieron al niño con María, su madre...”
(Mateo 2, 9-11)
Era la tercera semana del mes de Marzo del año 7 antes de nuestra Era en la región de Judea . Empezaba a calentar el ambiente, y ya los pastores sacaban su ganado de noche aprovechando el alejamiento de los fríos invernales. Hacía tan solo unas horas que toda una familia se había refugiado al amparo de una gruta utilizada para resguardar el ganado del viento. El jefe de familia era un hombre anciano. Un Ebanista residente en una pequeña población de la Galilea donde la mayoría de las personas pertenecían a la secta de los Esenios. 
Como dijimos antes, los Esenios fueron una secta Sadoquita donde se priorizaba el celibato, pero había como una tercera orden dentro de ella, que estaba compuesta por matrimonios, mayormente ubicados en la localidad de lo que hoy es Nazareth (se desconoce el nombre original de dicha población por cuanto Nazareth es un nombre árabe y moderno), tal como se desprende de algunos de los rollos de la Comunidad encontrados en Qúmram. Y como prueba de ello es que en la casa taller de José en Nazareth hay un baño ritual esenio.
Ella, la madre gestante , era tan solo una adolescente. Acababa de cumplir sus catorce años y ya estaba esperando un hijo cuya concepción estaría envuelta en el misterio para todos ,pero no para ella que había aceptado ser fecundada a distancia por una insólita luz. Los demás eran los hijos del primer matrimonio de aquel patriarca viudo, que había aceptado, propiamente había sido obligado, a desposarse con la joven por indicación de los sacerdotes del templo de Jerusalén, que con ello deseaban tan solo protegerla, en lo posible, de su propio destino .Ellos sabían que aquella virgen había sido predestinada para una gran misión. Sus primeros años en el templo, donde había sido dejada por sus padres para el servicio, habían sido acompañados por toda suerte de hechos prodigiosos a su alrededor : esferas luminosas, proyecciones de seres de luz, levitación, visiones,etc.
El cansancio y los dolores de parto se estaban intensificando lo que había apurado a aquel pequeño grupo emparentado por las circunstancias , a buscar refugio para recuperar fuerzas. El haberse detenido les había impedido alcanzar la cercana población de Belén , cuna del Rey David. La noche ya estaba cayendo y era peligroso continuar.
Angustiado por los requerimientos de atención de la joven , el anciano carpintero José, como era su nombre , envió a algunos de sus hijos a buscar una partera a Belén. Paso un largo rato y como no volvían, la urgencia lo hizo que enviara al resto para acelerar la llegada de la comadrona . Se quedó así solo con la parturienta, solo para ser testigo de eventos extraordinarios... En su desesperación, aquel hombre justo que había tenido que soportar todo tipo de habladurías y hasta el juicio de los sacerdotes por hacer caso a una visión en sueños donde se le pidió aceptar un Plan Superior en torno a la extraña concepción, salió afuera de la cueva y se puso a mirar a la distancia, y luego, ligeramente más relajado , al cielo. Allí contempló la presencia de un hermoso lucero en el luminoso cielo estrellado. Pero éste lucero no se mantuvo quieto, sino que empezó a hacer toda suerte de movimientos en zig-zag; y luego se colocó en la vertical donde él se encontraba, empezando a descender vertiginosamente acompañado de una explosión, liberando un extraño vapor a manera de niebla, transformándose rápidamente en una nube, pero clara y brillante.
La caída de aquel cuerpo celeste fue demasiado para el anciano que huyó sin rumbo fijo, alejándose del lugar, llegando precipitadamente a unas colinas cercanas donde había divisado un fuego encendido. Allí se encontraban un grupo de pastores cerca de sus animales. En su angustia ni siquiera se presentó ,sólo quería llamar su atención para que vieran como la nube había descendido sobre el improvisado albergue de la gruta. Aún no había recuperado el aliento ni se había calmado del primer susto cuando al hablarles a gritos a aquel grupo de hombres rudos ,observó que las flamas del fuego estaban quietas, el viento se había calmado, los pastores estaban estáticos, inmóviles y el ganado tenía la hierba en la boca pero no la estaba comiendo ni se movía . Era como si el tiempo se hubiese detenido para dar cabida a una nueva realidad, la de la esperanza . Se había formado un portal hacia la cuarta dimensión. En ese instante era como si el universo hubiese descendido en la Tierra como comprimiendose sobre su cabeza y dejando a continuación solo una ventana hacia la nada o hacia el todo. El susto fue mayúsculo para el anciano José que inmediatamente recordó haber dejado sola a Myriam, tal era el nombre de aquella joven y delgada mujer. Por lo que volvió por donde había venido tan rápido como se lo permitían sus cansadas piernas. Al irse acercando pudo contemplar como de la nube que se mantenía como a unos diez metros por encima del suelo, pero cubriendo la mayor parte de la cueva, descendió un haz de luz azul brillante y a través de él, bajaron tres seres luminosos de apariencia humana, pero muy altos en comparación de los extranjeros que solían venir por los caminos de aquella provincia romana. Aquellos hombres de resplandecientes túnicas blancas se dirigieron directamente hacia el interior de la cueva, y José , venciendo sus miedos , fue detrás de ellos. Dentro estaba Myriam acostada sobre la paja que servía de granero al ganado. Ella recibió con expectación y alivio a aquellos enviados del cielo. La carga de la responsabilidad y de la incomprensión de los demás a lo largo de los meses después de que se conoció su embarazo habían sido insufribles. Pero ella confiaba de que llegado el momento sería reconfortada. El mismo nacimiento de Myriam había sido preparado desde lo Alto, al ser ella hija de padres estériles, fueron estos aleccionados por los visitantes del cielo, advirtiendoles de la importancia de quien sería su hija.
Dos de los luminosos seres se colocaron a los lado de la joven, mientras que el del medio se mantuvo frente a ella. Inmediatamente los tres visitantes se inclinaron ante ella en señal de respeto y reconocimiento de su persona y su sacrificio. Ella estaba representando y a la vez encarnando a la nueva mujer, a la nueva Tierra, a la madre cósmica. Ya no era Raquel la estéril, era ahora Myriam la Virgen.
Aquellos que se encontraban en los laterales extendieron sus manos a cierta distancia por encima del vientre de Myriam, mientras que aquel que se encontraba al frente lo descubrió respetuosamente. Luego alzó sus manos , juntando las palmas y separando los dedos. En ese momento una poderosa energía a manera de esfera de luz se concentró entre las manos y al descender con ellas hacia la joven postrada, efectuó una cesárea totalmente aséptica, extrayendo del interior de la madre al niño predestinado; cortando de inmediato con la misma energía movilizada el cordón umbilical y procediendo de inmediato a limpiarlo para depositarlo luego en los brazos de la madre. Luego, aquel que llevó a cabo la operación selló la herida con la luz, de tal manera que Myriam, la virgen del templo fue virgen antes, durante y después del parto. 
Fueron entonces estos seres estelares los primeros en rendirle homenaje a aquel que teniendo el mismo nivel que ellos, llegaría a ser más que ellos. Jesús o Yeshua no era un extraterrestre sino un terrestre extra, un ser humano que a través de muchas encarnaciones en éste planeta, alcanzó un alto nivel de evolución; ya no necesitaba encarnar. Sin embargo , por amor a la humanidad aceptó volver y durante 30 años se preparó para que durante los tres años de vida pública en èl se produjera una simbiosis cósmica, una transmigración , por la cual un ser de la categoría de los Hijos de Dios, un “Hellel” o “Resplandeciente” se introdujo en el cuerpo de Jesús, de tal manera que durante esos tres años, en Jesús hubo dos personas: el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
Jesús debía venir a recordarle a la humanidad su gran misión ; como es la de “aprender a amar y enseñar a amar”.
Pasaron dos años en que la familia debido al portento vivenciado en el lugar se había radicado en Belén . Fue entonces que llegaron a Judea los llamados magos de oriente, miembros de una secreta orden mundial positiva conocida como la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores. Ellos venían siguiendo una misteriosa estrella, que no era otra cosa que una nave portadora de los mensajeros del cielo, de los ángeles de antiguo, la que terminó deteniéndose sobre el lugar donde la familia vivía. Hasta allí fueron aquellos hombres santos que habían partido hacía dos años desde Mesopotamia después de haber realizado toda suerte de cálculos astrológicos. Venían trayéndole al niño objetos que le habían pertenecido en su vida anterior, los cuales él pequeño Yeshua, tal era su nombre, pudo reconocer sin dificultad de entre otros más atractivos. Fue suficiente los cálculos y las sincronías para saber que él era el enviado, el liberador , el Mesías esperado; aquel ungido desde antiguo para sacar a la humanidad del único original pecado que la humanidad arrastra , que es la ignorancia.. Los Magos Maestros a continuación entregaron a la familia recursos económicos para que se pudieran radicar en Egipto durante algunos años, para preservar así la vida del niño. Después de esto, alabaron a Dios y se regresaron por otro camino conscientes de que se había iniciado un Tiempo Nuevo lleno de esperanza, y que algún día la humanidad lo entendería y asumiría el reto de su propia cristificación.
La familia abandonó sigilosamente Belén y la provincia, trasladándose a Alejandría en Egipto, ubicándose al lado de los esenios alejandrinos conocidos como los terapeutas, donde permanecieron hasta que el niño cumplió los cinco años de edad , considerando entonces los mensajes de los sueños llegó el momento de volver , estableciéndose por espacio de un año en una tienda de beduinos al lado del monasterio de Qúmram a orillas del Mar Muerto . En aquel desértico y místico lugar, el pequeño niño crecía día a día en bondad y en sabiduría...

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