“…A manera de conclusión y como nuestro aporte reflexivo al
tema, podemos afirmar que sobre la base de todo lo expuesto, extraído de las
comunicaciones y los encuentros y al ejemplo del Cristo, lo que se espera de la
humanidad es que llegue a ser capaz de aceptar la iniciación más secreta y
elevada en el camino espiritual, como es la muerte mística, muriendo voluntaria
y conscientemente a los deseos y apegos, procurando el bien común, dispuestos a
amar intensamente y hasta las últimas consecuencias. Y que también se produzca
la resurrección colectiva de la conciencia, que hasta ahora ha venido durmiendo
en un sueño de muerte.
Ha llegado el día en que gracias a la labor de muchos
guerreros de la luz se está accediendo a un conocimiento profundo, que estuvo
guardado para ser entregado en su momento oportuno a quienes estuviesen
dispuestos a ver más allá de sus ojos a riesgo de la confrontación que
supondría con sus creencias. Es éste el momento de madurez y decisión como para
que seamos capaces todos de amar intensamente y perdonar a aquellos seres
cósmicos que han boicoteado nuestra evolución sobre la Tierra ; aquellos hermanos
mayores que tuvieron temor de nosotros y nos hicieron la vida imposible, así
como a todos sus débiles y equivocados colaboradores. Pero no será viable un
perdón cósmico, si antes no estamos dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos
y aceptarnos tal como somos, porque sólo así podremos aceptar y perdonar a los
demás que nos rodean. Y es que el resentimiento y el rencor, como el
sentimiento de culpa y la frustración, están envenenando la vida de las
personas, fabricándonos enfermedades de origen vibratorio que están acabando
con nuestras existencias.
Y debemos entender que amar a los demás aceptándolos tal
como son no significa alcahuetería a sus errores, simplemente supone empezar
por no tratar de cambiar a nadie y más bien, cambiar uno en las pequeñas cosas,
fortaleciéndonos para más adelante enfrentar los retos mayores.
Tenemos entonces claro por dónde debemos empezar para dar
cumplimento al Plan Cósmico, y esto a través de nuestra personal y diaria
actitud mental, y a nuestra disposición a perdonarnos y perdonar para corregir.
Porque perdonar no significa dar carta blanca para que se nos siga ofendiendo o
perjudicando, es simplemente no dejar que el daño o las malas intenciones
envenenen nuestras vidas, o impidan que sigamos viendo la vida con esperanza y
alegría. Recordemos siempre que es el desaliento y pesimismo lo que se busca
sembrar en nosotros, para que perdamos la fuerza que da la voluntad y el
optimismo para alcanzar nuestra realización.
Es cierto que en la actualidad el panorama mundial se nos
presenta oscuro y desalentador, pero también nunca antes como ahora se puede
avizorar un horizonte de esperanza con los grandes cambios mundiales que se han
venido produciendo a una velocidad vertiginosa, gracias a la gran cantidad de
personas que en el mundo están trabajando para que las cosas cambien; además,
día a día son más las personas que van recuperando la fe en el amor y en las
prácticas espirituales de la oración y la meditación, que están sintonizando a
muchos para lograr un solo gran objetivo: el gran cambio positivo que revierta
el futuro negativo ampliamente profetizado.
Las profecías de los indios Hopi y Pueblo habla de la
importancia de reunir a ciento cuarenta y cuatro mil danzantes del sol,
guerreros de la luz, para que se mantengan danzando en torno al fuego sagrado
durante la terrible noche oscura que está padeciendo la humanidad, para
asegurar así la continuidad de la luz y un nuevo amanecer. Esta profecía habla
de todos nosotros; de todos aquellos que conscientemente nos sentimos
identificados con la misión de mantenernos despiertos de este largo sueño que
aún mantiene inconsciente a la mayoría, para que haya un próximo despertar
colectivo y que en la batalla final contra las tinieblas nos encuentre
fortalecidos en la fe, el amor y el entendimiento. El nuevo día sólo será
posible si nos mantenemos velando en nuestro interior con constancia y
perseverancia, por cuanto son muchas las personas en el mundo que están
buscando afanosamente y laboran en la espiritualidad, pero la falta de
consecuencia y continuidad con la enseñanza merman la voluntad restándole
fuerza a todo cuanto se está haciendo.
Es cierto que no se necesitan muchos para que el mundo
cambie, pero lo que sí es necesario es que los que sean, lo sean todo el
tiempo: ¡Guerreros de la luz!...”
Fragmento extraído de " El Libro de los Guardianes y
Vigilantes de Mundos" de Sixto Paz Wells
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