CONCLUSIONES DEL VIAJE AL CORAZÓN
DE PAITITI - por Sixto Paz
“Hay una vibración en cada lugar
sagrado u objeto, que se almacenó y que pertenecía a sus autores. Debemos
alcanzarla para que la información se libere. Esta vibración almacenada se
relaciona con nuestra memoria. Al activarla se libera la información necesaria
.Va más allá de la parte histórica de los lugares. Es mas profundo ya que es un estado de conciencia en un
tiempo y espacio determinado que se almacenó en dicho lugar u objeto. El
contacto físico gatilla el recuerdo. Cuando se accede a estos lugares fuera de
nuestro tiempo limitado es posible activar el engranaje de la maquinaria que
permitirá esta reactivación.
Sentí que los distintos templos,
lugares u objetos sagrados del planeta se conectaban entre sí por un “algo” en
común que los unía a través de sus
constructores, “algo” que estaba en su interior, que se había grabado en su
estructura física de alguna forma. Debemos acceder a ese “algo”.
Cada energía almacenada en estos
lugares posee una vibración de sonido que al unirse con la de los otros
lugares, produce un coro, que al emitirse provocaría ciertos efectos.
Por más que se estudie algún
lugar, si nuestros corazones no se abren al nivel de conciencia que existió en ese lugar, el
acceso verdadero permanecerá cerrado. Debemos sutilizarnos previamente, antes
de acceder, para que la conexión real se de. Existe una relación entre los
lugares aunque estos pertenezcan a distintas épocas de la historia.
Es como buscar la combinación
exacta en la clave de un candado con
muchas combinaciones. Al encontrarla, el candado se abre”.
(Relato de un sueño de Andrea
Palma de Chile del 19 de Marzo del 2004).
Si tuviéramos que definir
resumiendo las conclusiones del reciente viaje al Paititi de Agosto del 2005,
señalaría que en él se cumplieron los cinco objetivos de la Misión que fueron expuestos
en la comunicación del guía Sordaz en los comienzos del contacto.
Lo primero, es que la sola
organización del mismo y la participación general desde un inicio, solidaria y
activa de los grupos del mundo, crearon comunidad. Fue éste viaje como ningún
otro, un motivo inspirador, un símbolo
para todos de integración, unidad y solidaridad en torno a un objetivo
común.
La claridad y contundencia de las
comunicaciones que se fueron recibiendo desde el 12 de Diciembre del 2004 en
adelante, marcaron un hito. Estos mensajes
fueron siendo confirmados con sendos avistamientos y situaciones
especiales. Y por su inmediata difusión,
así como por la calidad de contenido, llevaron a una instantánea identificación
de los grupos con su información
esclarecedora, que anunciaba también otras actividades tan
trascendentales como fue el exitoso y contundentemente apoyado encuentro de
Agosto en Huaypo y Moray (Cusco, Perú).
Los mensajes como debe ser
siempre, coincidieron complementándose, apuntando en una misma dirección a
pesar de que fueron recibidos en distintos
países y lugares, siendo siempre bien asimilados por cuanto el sentir
general era que aquello era lo que se
estaba esperando.
Esta comunidad mental y espiritual
fue capaz de lograr con eficiencia las condiciones materiales para la
realización de la tarea encomendada por los guías.
El Encuentro de Cusco, así como el
viaje al Paititi nos fortalecieron espiritualmente, permitiéndonos vivir común
unidad en comunidad, recordándonos la naturaleza esencial de nuestro contacto,
el cual consiste en una aventura de crecimiento y aprendizaje espiritual, tanto
en nosotros, como en ellos, los extraterrestres.
La aventura del Paititi fue una
demostración a la manera de cada uno, de entrega, sacrificio, y desapego. Tanto
de los que en representación de todos
participaron con su presencia física en el lugar, como de los que a la
distancia acompañaron mental y espiritualmente. No fue nada fácil y sin embargo
respondieron todos a la altura de las expectativas. Los que se quedaron en el
muro de Pusharo debieron enfrentar la incertidumbre y el tedio, soportando
altas temperaturas, mientras que los que cruzaron arriesgándose a otra clase de
peligros, debieron asumir un esfuerzo
sobrehumano para ir y volver con el peso de sus mochilas, sin mayor orientación
que su fe y su corazón.
Los mensajes y las actividades
desplegadas desde fines del 2004, nos estaban preparando para enfrentar de la
mejor manera los acontecimientos mundiales, dándonos el conocimiento anticipado
de los sucesos, la comprensión del significado de los mismos, y del rol que nos
toca actuar activando nuestros potenciales. Estamos siendo preparados para
enfrentar la gran catástrofe o catastro de fe, que es la verdadera gran prueba
que nos remecerá por dentro cuando nuestras creencias y convicciones sean
puestas a prueba.
Vemos las impresionantes e increíbles
catástrofes naturales que diariamente se van produciendo en nuestro mundo, y los
hechos y situaciones más inverosímiles, así como los escándalos políticos y
sociales más bochornosos, en donde la corrupción se muestra de la manera más
descarada e impune mostrándonos una sociedad en decadencia. Cada día, cientos
de miles de personas en el mundo pierden sus puestos de trabajo, otros ni
siquiera encuentran uno, suben los
combustibles, se inventan guerras, se incrementa la impunidad delincuencial y
el panorama a través de los medios de comunicación procura con complicidad,
hacer más terrible el horizonte como para contagiar el pesimismo, legitimar el
genocidio, promover la inmoralidad y el establecimiento de una sociedad
policíaca basada en el temor y la total represión hacia los buenos ciudadanos.
Pero todo esto estaba previsto. Se
nos había anunciado que éste sería el panorama al final de la Cuenta Regresiva ,
previo al Gran parto Planetario, por lo que no debemos temer, sino más bien
fortalecer nuestra convicción de que no estamos solos, que en nosotros hay un
poder de acción inimaginable, y que no
seremos probados más allá de nuestra fuerzas.
Volviendo al viaje, éste significó
la ratificación de la realidad del contacto así como de la conexión tan
especial, profunda y mágica que existe con la Hermandad Blanca
de los Retiros Interiores. Nos permitió éste increíble periplo, descubrir la
triste realidad de retiros abandonados, de ciudades deshabitadas producto del
desaliento y de la pérdida de objetivos. Pero a la vez nos permitió verificar
qué es realmente lo que se espera de todos y de cada uno de nosotros. La clave
era perseverar hasta el final, y abrirnos a un conocimiento que si bien es un
gran peso por su naturaleza decepcionante con relación al comportamiento de los
visitantes, también retrata la gran expectativa que pesa sobre la humanidad.
Este viaje nos ha permitido
recibir información complementaria a todo lo que se recibió antes, pero como
siempre debió ser, en grupo y colectivamente, pudiéndola verificar entre todos
simultáneamente.
Nuestra Misión llamada Rama o
Rahma, consiste en alcanzar un contacto interior y exterior , lo cual se
expresa en ser soles en la
Tierra .Y sólo lo podremos lograr cuando orientemos todo nuestro esfuerzo hacia
nuestro crecimiento personal, para tener siempre más para dar y compartir. El
camino espiritual es personal e intransferible, pero sólo puede vivenciarse en
relación solidaria, compasiva y desinteresada por los demás. El concepto que
engloba todo esto es el verdadero amor, algo que es fácil de decir y tan
difícil de vivir, y que los Hermanos del Cosmos una vez hace millones de años
presintieron que podían aprender a través de la humanidad de la Tierra.
En éste viaje como ya lo expresé
en el informe, me extrañó no haber visto a Alberto Guamaní, el Altomisayo de
los Keros, que debió de haber aparecido entre Aguaroa y Pusharo, como ocurrió
en el viaje de 1990. Pero con el paso del tiempo he comprendido el por qué de ello. Aunque no
es importante que ahora lo diga. Además, por iniciativa de Maribel y Carlos,
ellos llevaron a un anciano Kero al hotel antes que se iniciara el viaje, para
que hiciera una ceremonia de limpieza, bendición y protección del grupo durante
la travesía. Ellos lo encontraron cuando cruzábamos la calle rumbo a la catedral del Cusco. El encuentro fue
muy extraño y coincidente, porque no es frecuente verles a estos
maestros andinos en la ciudad.
Cuando lo de la ceremonia, recordé hace quince
años atrás cuando alguien le consultó al singular maestro Kero en la selva, si
él podía acompañarnos a cruzar el Cañón. El nos respondió que para ello tendría
que prepararse, para lo cual debía de consumir plantas de uso tradicional
chamánico (alucinógenos). Esto naturalmente es parte de las costumbres
ancestrales, pero a la vez, para nosotros, una contradicción a la enseñanza que
hemos recibido del cielo que recomienda el no usar éstas plantas (el Peyote, la Ayahuasca , el cactus San
Pedro, el Yaje, Coca, etc.), por cuanto constituyen atajos en el crecimiento
espiritual, que si bien potencian nuestra percepción extrasensorial, nos
bloquean la posibilidad de desarrollar ese mismo potencial de manera natural y
correcta. Y como todas las drogas, estas son perjudiciales porque traen consigo
dependencia y la destrucción de las neuronas del cerebro que son
irremplazables, iniciándose un proceso irreversible de muerte. Sabemos que los
alucinógenos rasgan los velos astrales exponiéndonos al ataque de bajos
astrales y todo tipo de entidades. También, como parte de la historia develada
del Plan Cósmico, la humanidad Lemuriana siempre afectada por la inadecuada
influencia de Gadreel, uno de los siete sembradores de Vida que llegaron en la
nave laboratorio “Edén”, y que fuera deportado al planeta, siguió consumiendo
como parte de su tradición éstas plantas para ampliar el campo de visión
interna y también, como una medida de protección. Y por esa y otras
razones se frustró en el pasado la posible conexión anticipada con el Real
Tiempo.
Y para qué habría que utilizarse los alucinógenos, si a través de la meditación
y de la interiorización podríamos conseguir el mismo efecto sin consecuencias
funestas. Además, en el mapa del Paititi del siglo XVII confeccionado por
misioneros jesuitas que penetraron en la zona, decía claramente: “Aquí puede
verse sin atajos el color del canto de los pájaros invisibles”…y esos atajos
también vendrían a ser estos alucinógenos que no debían ser usados, como
tampoco todo aquello que crea
dependencia y nos resta la fuerza de caminar sobre nuestros propios pies.
Durante el viaje también vimos
cómo en el muro de Pusharo aparecía contenido la historia de la
Tierra , y como algunos petroglifos eran puertas hacia otra realidad. Y que algunos símbolos
que allí se encontraban, se repetían en el Disco Solar de Paititi
Sabíamos que en el Paititi, como
en muchos otros lugares y retiros de la Hermandad Blanca ,
se encuentran unos cristales verdes que retienen de alguna manera a los
llamados ángeles caídos o entidades deportadas en nuestro planeta. Estos objetos habían sido ubicados por seguridad fuera de su alcance. Pero no es que estos
cristales los tengan a estos seres encerrados en su interior, sino que estos
cristales provenientes de Venus guardan un conocimiento grabado dentro, y esto
es suficiente como para que los deportados no puedan irse por temor a que la
humanidad acceda al contenido, perdiendo
su capacidad de influenciarnos.
El ir al encuentro de ésta
realidad nos llevaba primero a aceptar y comprender que vivimos en diferentes
dimensiones al mismo tiempo, por lo que
las experiencias suelen ser diversas, y en distintos niveles o planos. Lo
segundo era sentir que la clave esta en el recuerdo, y tercero, que la llave es la resonancia del amor, combinada
con los sentimientos más puros y elevados, además del sonido y el poder
del pensamiento bien orientado y
aplicado. Esta vibración llega a activar la memoria perdida, que es también
nuestra genética estelar.
Finalmente, con el trabajo de
todos con el disco solar del Paititi se
activó, conectó y alineó los otros doce discos, dejando el camino
expedito a los retiros que aún no han sido visitados. La activación de todos y
su alineamiento crean un cristal energético que concentra una energía portadora
que proyecta al planeta y a la humanidad hacia la reconexión con el Portal
dimensional que se encuentra entre las Lunas de Júpiter.
Este viaje fue así un homenaje a
la solidaridad y al compañerismo, a la entrega y al amor; un canto poético a la
esperanza y una señal de lo que la unidad e integración frente a un propósito
trascendente puede lograr. Por ello nuestra gratitud a todos aquellos que han
hecho de su vida “poesía”, y que con la madurez y crecimiento espiritual han
aprendido a hablar y actuar con el lenguaje del corazón.
¡Gracias a todos por haberlo hecho
posible y por ser verdaderos soles en la Tierra !…
CANCION HACIA EL CORAZON DEL
CORAZON
Esta canción fue compuesta a
iniciativa de nuestro hermano Pancho Sosa, y con la ayuda y colaboración
dinámica de los siete compañeros que cruzamos el Cañón hacia el Paititi. Esta
incompleta porque no recuerdo bien las estrofas.
CORO
Hacia ti montaña santa,
Hacia ti tierras del Paititi.
Peregrinos, caminantes
Vamos hacia ti.
ESTROFAS
Llegamos a las tierras
De tribus machiguengas,
Nos abrieron la trocha,
También el corazón.
SIXTO PAZ
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